Hoy, justamente hoy que Palencia sigue celebrando su gran semana de fiestas patronales en torno a San Antolín, se tendrá por finalizado el mes de agosto; mes eminentemente veraniego y en el que, quien más quien menos, anduvo de vacaciones unos días fuera de su lugar habitual de residencia.  Aunque aquí en nuestro caso viene ocurriendo que, al coincidir esa fecha con la celebración de nuestras fiestas patronales, son muchos los palentinos que ajustan sus vacaciones con el fin de estar en la ciudad cuando estas se produzcan y así poder recibir en casa a familiares y amigos, y participar más libremente en los festejos. Que si el mes de agosto y el verano que le asiste, por sus especiales circunstancias climatológicas, prodiga la fiesta por doquier a todo lo largo y ancho de la provincia, el que finalice este mes pareciera que pudiese significar una rotura rígida, un salto brusco entre un tiempo anterior y el que comenzará en el mes de septiembre. Sin embargo, aquí en la capital, como estamos todavía de fiesta, no vamos a sentir esa ruptura tan de golpe; aparte de que es de prever que el tiempo de calor –dado que este año parece haber venido por oleadas-, todavía nos acompañe bastantes días más y podamos gozar en el exterior de un mayor tiempo de ocio. Mas tampoco en la provincia tendrían que sentir así por lo pronto esa ruptura de una manera abrupta al finalizar agosto; porque la fiesta andará todavía dando sus últimos coletazos algunos días más en decenas de localidades.Y, además, porque en este mes de septiembre que comenzaremos mañana, quedan por llegar todavía esas otras celebraciones festivas y religiosas que se organizan justamente a lo largo de sus días en diferentes localidades de la provincia para honrar a la Virgen bajo diferentes advocaciones marianas, de muy profunda tradición local y comarcal. Así que habrá todavía tiempo para la fiesta en este nuevo mes que mañana iniciaremos, con decenas de romerías marianas llenas de devoción a todo lo largo y ancho de la provincia. Pero finalizado septiembre, es de señalar que la cosa cambiará ya de manera bastante evidente.