Juanma Terceño

El hecho gastronómico

Juanma Terceño


Desesperante desidia

31/08/2022

Una de las cosas más insoportables que se puede vivir como comensal es la desidia. Y hace poco me ha tocado sufrirla en un establecimiento, aún me pregunto por qué no me levanté y me fui…
Entramos al restaurante, con muy pocas mesas ocupadas, tardan en traernos la carta, trabajan con tranquilidad… hasta ahí sólo regular, pero era el anticipo del desastre. La copa de manzanilla que nos sirven, podría dar título a una película marrón oscuro casi negra, que por supuesto devolvemos; primer vino de la carta solicitado, no lo tenían. Segundo vino, tampoco. Viene el maitre, nos ofrece uno que nada tiene que ver con el estilo de los que habíamos pedido, con indolencia, sin rubor. «Es que es verano y ahora no… hasta septiembre no tenemos…».
Al pedir la comida, parecido. Supuestamente las carnes a la brasa y las parrilladas son relevantes. Pues parrillada de carne pedimos, y… «No, ahora en verano, carne no puede ser…». ¡Pero bueno! Ahí tenía que haberme levantado y puesto fin al desastre, sin ninguna duda. El resto no lo cuento para no cabrearme de nuevo…
Desgraciadamente no es muy inhabitual. La falta de ganas, el extremo conformismo, la dolorosa dejadez y, sobre todo, la sensación de que es así la manera de funcionar del negocio, no de que estén teniendo un mal día, sino que es la costumbre, son insoportables.
Lo había vivido, de manera no tan exagerada, en restaurantes especializados en eventos o, hace tiempo, en restaurantes de hoteles, en esos sitios que están preparados para los banquetes de los fines de semana pero que, mientras tanto, están abiertos durante la semana y van intentando cubrir el expediente, pero sin pasión, sin ganas, sin producto incluso…lamentable y desesperante desidia.

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