Editorial

La investigación en medicina requiere dedicación, financiación y medios

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Hay que agradecer la voluntad y el esfuerzo de todos ellos, pese a la precariedad

La memoria social es muy corta o peca de inconstante. Por eso algunos conflictos, ciertas reivindicaciones y muchos buenos propósitos pasan rápidamente a un segundo plano, desplazados por titulares, modas y tendencias. Sucede algo parecido con la investigación científica en general. Exigimos más fondos, más medios humanos y técnicos y mayor respeto a los talentos locales en las fechas significativas, léase los días de la lucha contra el cáncer, las enfermedades raras, el Alzheimer, la salud mental, la diabetes o el sida, pero en cuanto pasan olvidamos los presupuestos ajustados, las becas insuficientes, las exigencias de compatibilizar esa investigación con la labor asistencial o docente para llegar a fin de mes. 

Dejamos en paz a los estamentos responsables para centrarnos en otros problemas, y solo volvemos a la carga al hilo de alguna campaña que visibiliza una enfermedad, de llamadas de atención que se hacen virales en canales de televisión o redes sociales o si algún famoso hace pública una demanda de esa índole. 

O bien cuando la patología, el problema, la carencia o la necesidad nos tocan de cerca. Redescubrimos en ese momento la precariedad a la que se enfrentan muchos de nuestros investigadores, denunciamos la lentitud de los avances en diagnóstico y tratamientos y demandamos atención e inversiones. También recordamos que algunos de los cerebros más brillantes y más aptos para ese trabajo han tenido que emigrar a universidades, hospitales y laboratorios de países donde son más respetados y mejor cuidados. Quizá esa falta de constancia en la reivindicación social sea otra de las causas de que se dé menos valor y medios de los convenientes y necesarios a los investigadores. 

 Por todo ello, o a pesar de ello, hay que congratularse de la dedicación, el tiempo y el empeño que catedráticos, médicos, enfermeros, técnicos de laboratorio y otros profesionales de las distintas ramas de la sanidad y la salud dedican a diario a mantener vivas unas líneas de investigación imprescindibles para la evolución de la ciencia y el bienestar de la gente, desde el conocimiento en profundidad de las enfermedad y las reacciones del individuo frente a ellas hasta el descubrimiento y desarrollo de nuevos fármacos, pasando por la mejora de los diagnósticos, la optimización de la atención y los cuidados o la minimización de los síntomas y sus efectos. Y hay que agradecerles el esfuerzo y la voluntad de no cejar en el empeño. 

Entre los investigadores punteros de Palencia está la doctora Ana Belén Caminero, coordinadora del Grupo de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad de Neurología. Su campo de trabajo es la esclerosis múltiple y además de la labor asistencial en el hospital de Ávila, dedica todas sus tardes y parte de sus noches a investigar en el desarrollo de biomarcadores diagnósticos. Entusiasta de su labor y dueña de una completa preparación, es un ejemplo de lo dicho. Y necesita, como sus colegas, más atención y más recursos.