«Se trata de crear una corriente de amistad entre todos»

Pablo Caminero
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El expresidente de la Federación de Jubilados de Palencia ha estado 22 años vinculado a la entidad y los últimos 18 como presidente. Acabado su mandato remarca que siempre ha sido honesto y que su sucesora seguirá el camino

Jesús Ortega hace balance de su trayectoria en la Federación de Jubilados de Palencia - Foto: Marcos Lumbreras

Jesús Ortega entró en el año 2000 en la Federación de Jubilados y Pensionistas de Palencia. Primero como vicetesorero y después como presidente, Ortega atesora 22 años de carrera en la entidad. Su mandato terminó en marzo de 2020. Sin embargo, la pandemia imposibilitó la convocatoria de una asamblea general en la que elegir al nuevo presidente. Por ello, Jesús Ortega se ha mantenido en el puesto hasta este año. En los próximos meses, entregrará los libros y estatutos y dejará de estar vinculado a la federación. Su sucesora, Marisol Calleja, ha tomado ya el mando. En una entrevista presencial con el Diario Palentino, el expresidente explica cómo ha sido su trayectoria y analiza el futuro del colectivo de los jubilados. 

Tras 22 años vinculado a la Federación de Jubilados. ¿Cómo ha sido su trayectoria desde dentro?

Entré como vicetesorero en el año 2000 sustituyendo a César Benito, cuando murió. He sido siempre muy díscolo y mi punto de vista eran los estatutos y la legalidad, jamás me he torcido por nada ni para nada. Eso ha sido sagrado para mí.

Jesús Ortega hace balance de su trayectoria en la Federación de Jubilados de PalenciaJesús Ortega hace balance de su trayectoria en la Federación de Jubilados de Palencia - Foto: Marcos LumbrerasAl principio veía que las cosas no se hacían bien. Aunque Paulino Abril, mi antecesor, era una persona muy honrada, le faltaba recorrido, conocimientos y empuje para tomar determinaciones que no siempre son bonitas. A veces, hay que poner la cara colorada a alguno. Mi forma de ser era esa.

Más tarde, el 17 de febrero de 2004, fui elegido presidente. Cuando llegaron las elecciones me presenté y Paulino Abril dijo que se quedaría en la federación hasta ver cómo la llevaba yo y, por ello, estuvo asistiendo un mes a la junta directiva. Al ver que funcionaba como Dios manda, confió en mí y se marchó.

Durante mi estancia en la presidencia, también cambiamos de sede, pasamos de estar en Martínez de Azcoitia, de manera precaria, a San Juanillo.

En Martínez de Azcoitia no teníamos espacio físico para nada. Yo no tenía siquiera una mesa. Me sentaba en cualquier sitio y si recibía a alguien me salía fuera porque no teníamos espacio.

Posteriormente, nos mudamos a San Juanillo. Antes necesitábamos pedir un crédito, pero aquí arreglamos el local con nuestro dinero, que para ello ya habíamos ahorrado lo suficiente. 

Durante su estancia la federación vivió diferentes etapas. ¿Cuántos afiliados llegó a tener y cuántos tiene ahora?

Nosotros llegamos a ser unos 9.500, pero actualmente ha bajado bastante porque antes teníamos 150 asociaciones y ahora está en torno a las 70. Las actividades que nosotros preparamos las llevan de otro sitio, y por ello la gente está más recelosa, para qué se va a afiliar a nosotros si otras organizaciones o, incluso instituciones, les ofrecen lo mismo. Por ejemplo, la Diputación tiene recursos propios y nosotros no, porque tenemos que ceñirnos a la aportación de la Gerencia. Así no podemos competir y la gente termina buscando otras opciones.

 

Comentaba que la federación incluye asociaciones y que han ido cambiando con el tiempo. ¿Cuáles son las actuales?

Están Villaviudas, Villada, Villamuriel, Villarramiel o Magaz, entre otras. Recogemos las asociaciones de los pueblos de la provincia, pero no podemos tener en lugares donde haya hogares (centros de día) municipales o de la Junta. Nosotros somos la única provincia que lo cumple; por ejemplo, Valladolid tiene asociaciones en la capital. Nosotros, sin embargo, no tenemos en Aguilar por tener ya un centro de día, como Herrera. No se puede dar dinero público a unos por dos partes y a otros por una.

 

¿Qué valoración hace del futuro de esas asociaciones?

Llevamos tiempo luchando con la Gerencia regional para contar con los medios y poder llegar a dar más calidad. Queremos llevar el voluntariado a los pueblos, pero en el momento que es una imposición eso se pierde. Hay posibilidades de hacerlo, pero mientras no tengamos otra manera de verlo desde la Red de Federaciones de Jubilados de Castilla y León es muy difícil. Hace falta más unión en la red. Soria vende la dinamización, por ejemplo dice que pintará los pasos de cebra de los pueblos, pero eso no vale para nada. No es de su incumbencia. El Ayuntamiento ya paga a gente para eso, además, sin señal vertical, pintar esos pasos no tiene validez. 

El futuro es complicado porque se están yendo por las ramas, pero es porque la Gerencia regional ha caído en manos equivocadas. Se justifican diciendo que hacen dinamización como que hacen algo, pero la dinamización es hacer voluntariado. Las actividades llevadas a cabo están equivocadas.

Se muestra crítico con las medidas que se están llevando a cabo. ¿Qué propuestas cree usted que irían mejor encaminadas para una correcta dinamización?

Seguir con lo que hemos hecho antes. Ante todo hacer talleres, para que no se mueran los pueblos. Los talleres no son solo esa actividad en concreto, sino que se potencian las relaciones sociales, que es lo más importante. Hay gente que si no saliera a los talleres no se vería en toda la semana. Así, se convierten en un punto de encuentro.

Si usted tuviera que explicar a alguien lo que hace la federación qué hace, ¿cómo le respondería?

Nos han cortado mucho las subvenciones y si no tienes medios no lo puedes llevar. Pero se trata de aglutinar y de crear una corriente de amistad entre toda la gente. Es una convivencia muy bonita, es mantener la unión entre toda la gente de la zona y del colectivo.

Nosotros tenemos una aportación de la Diputación, que nos da unos 8.800 euros al año y los empleamos para actividades. Cuando no teníamos dinero, los pueblos quedaban abandonados. A todos los municipios federados les llevábamos las actividades hasta que nos quedamos sin medios y dejamos de poder atenderles.

Además, había un acuerdo que decía que donde iba una asociación no podía llegar otra pero se le ofrecieron las actividades a otras asociaciones. Seguimos llegando a los pueblos, pero no tenemos medios.

Ejemplo de ello son los viajes. El dinero no se emplea para ellos, no se le da un céntimo a nadie, porque no es ético. El dinero es solo para actividades. Es una falta de respeto pagar el viaje a uno y que otro se quede en casa.

En vista de lo que apunta, ¿cómo era un día a día en el cargo?

Era muy bonito porque ibas defendiendo a un colectivo al que adoras. Dentro de eso, pues lo hacía con mucha ilusión. 

Un día, en el Consejo Económico Social llegó la presidenta del Secretariado Gitano de Valladolid diciendo que tenían problemas de abandono escolar. Yo le dije que si se creía que la sociedad era la responsable. Le dije que la culpa era de los padres por quitar a los niños del colegio para llevarlos a que aprendieran los trucos del mercadillo. 

Yo defiendo que antes de pedir hay que dar. Si no colaboramos y decimos que no tenemos para comer, pero luego lo gastamos en cosas innecesarias no hacemos nada.

Cuando a alguien se le da, lo mínimo es que colabore. No digo que no se le dé, pero sí que responda después. Esa ha sido mi trayectoria siempre, decir las cosas claras. al que no le guste lo lamento, pero es lo más bonito que hay, no tener nada que esconder.

Ante situaciones como esta, ¿cuáles eran sus principales propuestas para colaborar con la sociedad desde la federación?

Atendíamos al orden del día y comentábamos. También presentábamos las propuestas que salieran de la federación o de la red.

Por ejemplo, durante la pandemia hicimos alguna petición de proteger los consultorios porque estábamos en la calle y se me hizo caso.

Durante estos años ha vivido todo tipo de experiencias. ¿Qué fue lo mejor y lo peor en su etapa como presidente?

Lo mejor fue tener fuerza. Cuando yo llegué a la federación teníamos 63 asociaciones, y llegamos a las 150. Esa fue una etapa muy bonita.

Lo peor fue tener que lidiar con decisiones duras y tener que luchar con la corrupción de algunos miembros de la red.

Una de esas duras decisiones se produjo cuando uno de los coordinadores de mi etapa como presidente se marchó. Él era una persona muy preparada y cuando se fue entró otra coordinadora. En el 2012, por egoísmo, debí quedarme con ella, pero estaba soltera y no había trabajo por la crisis. Con quien me quedé tenía familia y en ese momento me pareció más ético. Si lo miras bien, quien no tiene allegados puede dedicarse mucho más a la federación. Por ejemplo, el trabajo de campo de ambas era diferente, mientras la primera tenía disponibilidad total para ir a los pueblos, la segunda tenía familia y no era tan sencillo. Pero también piensas que no se puede dejar tirada una familia así por las buenas y, al final, ambas hacían el mismo trabajo, por eso me quedé con la que está hasta hoy. Preferí quedarme con la que tenía cargas aunque la otra también lo merecía. Esta decisión no fue la peor, pero sí de las más duras. 

Mencionaba también casos de corrupción. ¿Diría que lo peor fue lidiar con esa situación de la Red de Jubilados de Castilla y León?

Sí, quizás sí. Yo eso nunca lo entendí, si veo algo mal no me callo por nada ni por nadie. Aun así, la unión entre provincias no llegó a perderse porque eran unos advenedizos. Yo he sido siempre al revés. Yo no valgo para quedarme callado, y la persona que he dejado en mi cargo es como yo en ese sentido.

El problema es que esa fue una etapa dura, pero sigue siendo así. Conjupes, la confederación nacional, hace unos cursos de formación de asuntos sociales, de temas de la obra social, en definitiva. Desde la confederación nacional pagan los gastos de viajes, comidas y demás. Pero desde que nos fuimos, como Burgos, Ávila y Segovia, no nos admiten. Hacen chanchullos para que no entremos. Ahora, sin embargo, ha entrado la de Valladolid y parece que sí que podremos. 

Ha mencionado a su sucesora, Marisol Calleja, y la define como una persona parecida a usted. ¿Cómo ve a su relevo y la situación actual?

Yo quería dejar a alguien que siguiera trabajando por y para el colectivo de la federación. Por eso elegí a Marisol Calleja como sucesora, además, nadie quería hacerse cargo, pues es un compromiso. Sin embargo, aunque yo la eligiera, la Asamblea General tenía que aceptarla y refrendar su candidatura, como así sucedió.

Yo optaba entre dos. Pero uno de ellos, Horacio, tiene la familia en Ermua y se marcha a cuidar de sus nietos. Él fue consecuente y me dijo que no lo podía atender. Aun así, como yo me iba a ir se lo propuse a los dos. Para mí lo más importante era dejar a alguien que siguiera trabajando por y para el colectivo propio de la federación. 

La situación actual muestra envejecimiento en ciudades como Palencia. ¿Qué valoración hace de ello?

A nosotros, respecto  al envejecimiento,  lo que más nos interesa es el mundo rural. En ese mundo, tenemos otro problema como que nadie se quiere hacer cargo de las juntas directivas de la federación. Por ello, se cambiaron los estatutos. Antes solo jubilados mayores de 65 años o por invalidez absoluta podían formar parte de las juntas generales. También se permitía a sus cónyuges. Posteriormente, se permitió ser parte de la asociación a todas las personas que lo deseen, cualquiera que sea su condición y edad, pero no podían formar parte de la junta directiva y tendrían preferencia sobre ellos los socios de pleno derecho.

Nosotros, debido a que la gente no se quería hacer cargo de las juntas directivas, propusimos a la Gerencia que pudiera formar parte de las juntas directivas de los pueblos gente más joven, aunque no estuviera jubilada. Nos basamos en que esa gente ha estado fuera del pueblo y sus iniciativas son distintas. Así, tienen otras formas de vida y consideramos que esa gente, al llegar al pueblo, si tienen interés, pueden trabajar por la asociación. No es lo mismo haber trabajado en otros sitios a solo en el pueblo. Buscábamos renovar las ideas. Es cierto que se nota el envejecimiento, pero, al final, necesitamos savia nueva para que de verdad se hagan los cambios que nos son tan necesarios. 

Usted iba a dejar el cargo en 2020 y, finalmente, se ha mantenido hasta mayo de este año. ¿Cómo ha afectado la pandemia a la federación?

Yo me iba a ir el 25 de marzo de 2020, pero no se podían hacer asambleas, y sin asambleas no se podía hacer el relevo. Había otra forma, dimitir y que lo dirigiera hasta entonces una junta gestora, pero lo llevaba en el alma, y sigo, y me parecía un poco irresponsable dejarlo así. Preferí estar hasta ahora. 

Para mí no hay mayor satisfacción que la del deber cumplido y yo pensé que era mi deber seguir adelante con aquello que había cogido con tanta ilusión. Por eso pensé que lo correcto era dejarlo en buenas manos y en mi ser no cabía otra forma de actuar.

Finalmente, se mantuvo durante la pandemia en su puesto. ¿Cómo ha gestionado la federación estos dos años?

Dentro de las limitaciones, venía menos a Palencia, orientaba a la gente en los pueblos. En algunos casos tuvimos que sacar la cara por ellos en otros sitios. En el Consejo Económico Social preparamos una carta mostrando que los consultorios dejaban a la gente fuera aunque lloviera y con mucho frío. Mandamos la foto y pusieron solución. Son pequeñas cosas que, a la larga, te llenan el corazón y dices, «algo hemos logrado».

Estos dos últimos años ha sido facilitar la situación a los jubilados dentro de los que se podía.

Ha estado 22 años y, en su despedida, quienes son cercanos a usted, comentaban que  estaba preparado para seguir, sin embargo, lo deja. ¿Cuál es la razón?

La primera razón es que mi mandato ha acabado, pero además considero que «hay que renovarse o morir». Nuevas ideas o ilusiones son importantes también y hay que ser suficientemente capaz para pensarlo y plasmarlo en la realidad.

Finalmente, el 24 de octubre tendremos una convivencia y dejaré a quien me ha sustituido en la federación, todos los libros y estatutos. Entonces quedaré  desvinculado.

Durante su estancia en la federación ha vivido el paso de muchos políticos por las diferentes instituciones. ¿Se ha sentido siempre escuchado en sus propuestas?

En muchos casos sí. A nivel de las propuestas que hemos hecho en la red y en los consejos sí. Tal es así, que hace 8 días había un problema en el Club de los 60, unas empresas no podían cumplir el compromiso que habían adquirido, y me llamaron a mi para contármelo. Aunque yo no esté  me mantengo informado de los temas alrededor de la federación, pero aun así la nueva presidenta cuenta conmigo para solucionarlo y ayudé a arreglarlo. Yo sigo al día.

Tanto es así que la nueva presidenta me escucha y sigue contando con mi consejo. Al final, yo llevo la federación en la sangre  y aunque esté desvinculado me sigo preocupando por ella.

Ahora ya sí pone punto y final a su etapa. ¿Qué balance hace de sus 22 años en la federación?

La conclusión de estos años es que he sido muy feliz haciendo lo que he hecho. He hecho un montón de amigos, pero no son amistades de hoy para mañana, son casi como de mi familia. Sobre todo las juntas directivas, que eran las persoans con las que más trato tenía. Al final pasábamos muchas horas juntos y teníamos que tomar muchas decisiones.Para mí son las personas más importantes. Estoy súper feliz de haber estado allí los años que he estado. 

Finalmente lo he dejado por  ver conveniente que entre savia nueva. Era necsario renovar la dirección y, si tienen alguna duda, yo estoy ahí para lo que necesiten.

Al final de mi etapa he querido dejar a alguien que la llevara como yo. Por ello me llevaba a Marisol a todos los sitios. Mi último acto fue hacer que ella viera cómo se trabajaba y que los demás la conocieran a ella también. Cuando yo llegué todo era nuevo para mí y no quería eso para mi sucesora. Afortunadamente Marisol sabe que donde va conoce y la conocen.

En definitiva, he sido muy feliz estos años y he conseguido dejar la federación en manos de alguien en quien confío. Para mí lo más bonito es eso, además de haber actuado suiempre con la verdad por delante. Lo importante es no tener nada que esconder, me voy muy tranquilo.