Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


El sueño de volver al pueblo

27/01/2023

Una de las mentiras más aplaudidas en los últimos años es el interés que aseguran tener los políticos por los pueblos. Por dar autonomía y vida a los pequeños pueblos que, cada vez más pequeños, no reciben apenas nada de lo que les prometieron, de lo que les corresponde. Por fin te has dado cuenta de que no sirven para nada tantas mesas donde se expone el asunto como urgente, para moverlo, que se vea, que se note. Todos saben que raramente pasará de allí, que todo se quedará en la carpeta de pendiente.
Las asociaciones se cansan y lo dejan, las autoridades locales no insisten en ello como hay que insistir, la Diputación se limita a reforzar un poco las carreteras que le incumben y a reponer otro poco en los pueblos más grandes. La Junta de Castilla y León hace ya más de un año -además de los cuarenta que cuelgan- que anunció el acondicionamiento de la carretera que nos comunica con Potes y Cervera, que es la carretera fundamental para que los vecinos se desplacen a por género o a las urgencias donde rara vez encontrará la atención que necesita. Y seguramente que esta pandilla de gente que depende de nuestro voto lo tienen bien archivado. Saben que lo tienen pendiente, que no ponen en duda que se hará, pero que lo hagan otros, que pase el tiempo, que alguno llegará que se moleste de verdad. Mientras tanto, el tiempo vuela, no son conscientes de la rapidez con la que pasa el tiempo y la agonía que pende de tantos y tantos pequeños y olvidados pueblos. No entienden que la esperanza necesita un puente, que los que viven en los pueblos adolecen de servicios elementales como el médico, que muy poco se atreverán a volver a los pueblos si no se garantiza un mínimo de servicios. Hay días que me dan ganas de cerrar el cuaderno. Cerrarlo para siempre. Que sigan argumentando otros. Pero me da la vida que no me fijo en quienes no hacen nada para evitar tanta paletada de silencio en torno a la despoblación, sino en aquellos que luchan por quedarse en los pueblos a pesar de todos los contratiempos, en aquellos que siguen empeñados en cosechar su huerto, en reparar su casa, en alimentar su anhelo de vivir en paz donde nacieron.