A Juan José Gómez González, natural de Villanueva del Rebollar le reclutaron con 16 años para ser uno de los botones del Casino de Palencia. Era abril de 1983, una época en la que el Palencia Club de Fútbol jugaba en Segunda División y España aún no formaba parte de las Comunidades Europeas. Cuatro décadas después, aquel equipo ya no existe, la división de plata del balompié nacional se llama LaLiga SmartBank y el país ha cambiado incluso de jefe de Estado, pero la más que centenaria institución sigue contando con Gómez González, llamado popularmente Juanjo.
Si todo marcha como está previsto, en la próxima primavera podrá celebrar sus cuarenta años en la misma empresa, algo al alcance de muy pocos en la actualidad. «He estado aquí toda mi vida salvo el año de mili y las vacaciones», bromea antes de explicar que ha visto pasar a tres presidentes. Entró con Tomás Valín, asistió al mandato completo de Teodulfo Pérez y en la actualidad trabaja bajo el mando de Evaristo Urraca. Con el paso de los años, fue ascendiendo hasta lo que es en la actualidad: el encargado de la administración y de los eventos.
Bien conocido por los socios de la entidad, entró mientras cursaba sus estudios en el instituto Virgen de la Calle para colaborar económicamente en casa. Ahora se conoce todos los rincones del edificio y hasta «por donde van las cañerías del Casino aunque no haya planos» -aunque la estancia que más le gusta es el salón de los espejos- y asegura que se está «abriendo» a la ciudad en los últimos años. «Cada vez hay más actividades», comenta.
Su largo bagaje laboral le permite presumir de haber visto a mucha gente pasar por el edificio de los Cuatro Cantones, que, según explica, se ha ido adaptando al paso del tiempo. El listado de famosos invitados es amplio: Concha Velasco, Arturo Fernández, Charo López... También incluye a jueces y políticos, como Pablo Casado. «Cuando dio el pregón de Navidad puede ser uno de los días que vi a más gente», explica el trabajador del Casino, que anduvo cerca de las cámaras de cine cuando se grabaron en el edificio varias escenas de Plenilunio, película dirigida por Imanol Uribe. «Vinimos a abrir a las siete de la mañana. No incluyeron todo lo que filmaron, pero nos pagaron las horas», recuerda.
Aficionado al fútbol, dio patadas de joven a un balón en el Villamuriel, y a las partidas de tute y mus, es socio de la institución en la que trabaja, aunque los órdagos, los envites y los pases se los prefiere reservar para jugar con sus amigos en el pueblo, donde arregló la vivienda familiar de la que ahora disfruta los fines de semana. Además, tiene cuatro hijos.