Y la furia de la tierra despertó en La Palma...

Agencias
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La erupción del volcán en Cumbre Vieja deja una estampa imponente en la isla canaria y trunca la vida de miles de vecinos de la zona, que en unos días han pasado del asombro al miedo al ver cómo ardía su vida

Las imágenes que dejó la noche del domingo 20 fueron imponentes con las lenguas de fuego discurriendo por la ladera de la montaña. - Foto: Europa Press

Primero fue un terremoto. Después varios, hasta que se convirtieron en un enjambre. Para los profanos era una noticia sorprendente, pero los expertos ya veían lo que podía pasar. 25.000 seísmos que habían elevado la isla 15 centímetros significaba que la tierra estaba despertando en una zona con conocida actividad volcánica. El magma empujaba desde el suelo para abrirse camino... Sabían que era de manual. 

Ocho días después de que empezaran los movimientos de tierra asistimos a uno de los espectáculos más bellos y aterradores de la naturaleza, la erupción de un volcán. Apunten: 19 septiembre de 2021. 15,13 horas. Todo el país viró su mirada a Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma. Y las imágenes fueron imponentes. Hacía medio siglo que no sucedía una cosa así. Fue algo insólito.

Pero tras la sorpresa inicial y el asombro ante esas potentes imágenes nocturnas de ríos de lava deslizándose por la montaña, llegaba el estupor. Las coladas amenazaban a la población. No había riesgo de daños personales porque los vecinos estaban preparados para una evacuación, pero sí se empezó a temer por los daños materiales.

Las lenguas de fuego discurrían a más de mil grados centígrados a 700 metros por hora. Era como ver avanzar el infierno hacia tu casa, tu granja, tus tierras de cultivo. 

Con los días, este ritmo en el avance fue cayendo, pero ya era demasiado tarde para las miles de personas que tuvieron que salir con lo justo de casa y lágrimas en los ojos.

Uno de los casos más significativos ha sido el de Todoque, un pueblo de 1.200 habitantes perteneciente a los Los Llanos de Aridane al que el volcán ha apagado la vida. Tenía un consultorio médico, un colegio, una farmacia y un parque infantil. Pero ahora está vacío porque una tremenda lengua de lava lo atraviesa y ha sepultado parte de su historia.

En Todoque hoy solo se escucha el rugir de la erupción volcánica y desde la parte alta se ve el cráter del que emergen las dos lenguas de lava que le han arrasado en su caprichoso camino hacia el mar. Entre los edificios que se salvaron está la iglesia, cuyo párroco sacó antes de que fuera tarde todas las imágenes y las puso a salvo, pero la huella de la destrucción se ve claramente. El material magmático dejó a su paso la mitad de una vivienda sepultada mientras que otra al lado quedó visible. Más adelante, de una casa de comidas solo queda un toldo con su nombre. La lava enterró las miles de historias que se han vivido tomando un vino en la barra y comiendo en su salón.

Uno de los vecinos afectados suspiraba ante tan desolador panorama y recordaba como una señal de optimismo que los palmeros siempre han sabido sacarle provecho al terreno volcánico e incluso han cultivado sobre él, por lo que confiaba en que se podría volver hacer. 

Pero optimismo, el justo. Algunos vecinos desalojados se fueron a la plaza de la ermita de San Martín de Porres, que se convirtió en un mirador privilegiado del volcán, pero no quieren hablar. Esperan angustiados noticias sobre si sus propiedades se han visto afectadas.

La duración de esta catástrofe natural es incierta todavía. Los expertos apuntaban a una media de 55 días en los que todavía puede pasar cualquier cosa para la desesperación de los vecinos. Quizá incluso llegue al mar...