Los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente que trabajan en la zona en la que se despeñaron dos osos adultos (un macho y una hembra con osezno) el pasado 5 de junio dan un paso más en el operativo que mantienen activo en la Montaña Palentina desde entonces y harán uso de drones para monitorizar la cueva en la que madre y cría  se refugiaron.

Esta es la respuesta a seis días sin noticias de los citados úrsidos, desde que se captó al osezno salir de la cueva el viernes de la semana pasada. De la hembra no se ha captado ni una sola imagen desde la pelea con el macho, aunque se sabía que estaba dentro de la cueva por los ruidos detectados en ella por el personal de la Junta.

El aparato que se empleará es un dron especial para interiores, utilizado habitualmente en labores de espeleología y en situaciones de emergencia. Con él se pretende localizar posibles oquedades de la cueva en la que podrían estar escondidos los osos. 

«Desde el exterior de la osera, y con todas la medidas de seguridad, es muy difícil alcanzar los distintos puntos o cavidades del interior de la cueva», señalan fuentes de la consejería. Estas mismas fuentes explican que se trata de un sistema calizo «de gran complejidad y longitud con múltiples galerías y pozos», lo que dificulta la prospección del interior, «priorizando siempre la seguridad de todo el operativo».

VIGILANCIA

De forma complementaria, la Junta reforzará el operativo de vigilancia en el entorno de la peña Santa Lucía (lugar donde se produjo la pelea entre los osos y posterior caída de los mismos), ubicada en la pedanía cerverana de Santibáñez de Resoba. Se realizará tanto en la cara norte del pico como en la sur, «por si el osezno hubiera salido de la osera por alguna de las cavidades o pozos verticales y estuviera por la zona».

El operativo desplegado por la Consejería de Medio Ambiente ha permanecido activo desde que saltó la voz de alarma. Sin ir más lejos, el miércoles los técnicos trabajaron con la ayuda de videoscopios con los que realizaron una prospección remota del interior del complejo kárstico. Utilizaron cámaras térmicas durante toda la tarde, «sin poder realizar ningún tipo de contacto visual con la hembra y con su cría».