Lo vemos ya en los lineales de prácticamente todos los establecimientos, muchos lo hemos probado por la curiosidad de la moda, o de sus beneficios para la salud, pero apenas conozco personas que lo aprecien. Y es que el tofu es uno de los grandes incomprendidos dentro de los alimentos exóticos oriundos de China que podemos consumir, y creo que nuestros paladares no están adaptados a su disfrute.
Oigo nombrarlo de muchas maneras, quizás «queso de soja» es la más frecuente. Está elaborado de manera similar al queso, con la coagulación de la leche de soja, y entre sus principales propiedades está su riqueza en proteínas y en hierro, calcio y magnesio, y su mínimo aporte de calorías y grasas. Quizás esto lo convierta en el gran aliado para quienes llevan una dieta vegetariana o vegana, por el aporte de proteínas de gran calidad.
En lo que no destaca en absoluto es en sabor; es realmente soso, y necesita ser condimentado para encontrarle el gusto. De ahí que se utilice en sopas y caldos, cocinado con muchas especias, ya sea en guisos o rebozado y frito.
Personalmente, intento encontrarle el punto y lo utilizo en casa, aunque muy de vez en cuando aún. Creo que la vez que mejor me ha quedado es en una sopa de setas shiitake con verduras como repollo y zanahoria, sobre un fondo de carne bien sabroso. También he intentado alguna vez rebozarlo en panko con especias, pero me suelo pasar de picante en el          aderezo…
Y en restaurantes, el mejor tofu lo he podido comer en Zuma, en Madrid, hace un par de meses. Servido en dados, con un interesante rebozado en pimentón y especias ligeramente picantes, sobre una base de brotes y con salsas de soja y mayonesa cítrica para jugar con él.
En Shanghai, recuerdo una ocasión en la que, estando comiendo tofu con unos anfitriones chinos, me llamaba la atención que lo consumían con ansiedad, no tanto por su sabor como por la concienciación de estar consumiendo un alimento tremendamente saludable; «proteínas vegetales» no cesaban de repetir. Y el tofu aparecía en varios de los platos que degustamos, dispuestos en esas típicas mesas redondas con todos los platos al centro para ir picando de ellos a nuestro gusto.
En fin, intentaremos cogerle el gustillo, ya que tan bueno y saludable es…