Unión legal y consenso contra las otras formas de maltrato

J. Benito Iglesias
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Las asociaciones y la Junta destacan en la mesa de redacción de 'Diario Palentino' la alta participación de todos los implicados en la elaboración de la nueva ley que se tramita en las Cortes para ser aprobada antes de concluir la legislatura en 2023

Unión legal y consenso contra las otras formas de maltrato - Foto: Sara Muniosguren

La Junta, a través de la Dirección General de la Mujer de la Consejeria de Familia e Igualdad de Oportunidades, junto a Proyecto Hombre-Fundación Aldaba y la Federación de Mujeres del Mundo Rural (Ceres), ponen de manifiesto en una mesa de redacción, organizada por Diario Palentino, que el anteproyecto que dará vida a la futura ley de atención integral a las víctimas de violencia de género de Castilla y León tendrá los máximos cauces posibles para poner freno a  otras formas de maltrato que están surgiendo en la sociedad.  

«El documento base del anteproyecto fue elaborado con las propuestas del Diálogo Social, pero luego pasó por todas las entidades que trabajan en este ámbito y los profesionales específicos, que han incorporado sus aportaciones y eso hace mucho más rica la ley. La promulgada en 2010 ya había sido innovadora y pionera, pero ahora se han podido incorporar las nuevas formas de violencia y algunos países ya nos pidieron que les enviáramos el texto aprobado hace once años», desgrana la directora general de la Mujer, Ruth Pindado.

Entre todas las partes implicadas en la lucha contra el maltrato  se ha alcanzado el máximo consenso y cauces participativos para incluir la agresión digital; la vicaria que se ejerce sobre hijos y otros familiares; la de segundo orden sobre personas que apoyan a las víctimas y la vía institucional derivada de acciones u omisiones que limitan el acceso a derechos para contar con una vida libre de violencia.

«La participación e implicación ha sido enorme. Desde la Junta nos dieron la posibilidad de proponer todo tipo de cuestiones y modificar artículos. Hemos podido luego revisar los cambios solicitados y el consenso ha sido total», señala Mari Paz de la Puente,  psicóloga y directora de Proyecto Hombre-Fundación Aldaba de Valladolid.

Manuela Ramos, técnica de la Federación de Asociaciones de Mujeres rurales Ceres y de COAGCastilla y León, añade que el papel de los numerosos centros de acción social (CEAS) es destacado. «A través de la Red de Mujer Rural nos convertimos en agentes sociales y podemos visibilizar e identificar esas violencias y ser el vector de comunicación con otras entidades que trabajan con ello. Así, las víctimas saben dónde tienen que acudir y reciben la orientación necesaria», expone.

Ruth Pindado incide en que las víctimas cuentan con varios servicios públicos cuando denunciaN. «Está la asistencia psicológica, el asesoramiento jurídico en sede policial y judicial, las ayudas económicas y las soluciones habitacionales en casas de acogida. Al  final, la mujer tiene que salir del sitio doNne sufre presión y maltrato y la solución es restituir sus derechos vulnerados durante un tiempo. Estos servicios tratan de lograr la mejor puerta de salida que es el empleo, ya que la parte económica ayuda, y mucho, a rehacer su vida a las víctimas», apostillA.

recursos especializados. Otro aspecto destacado es el de los recursos especializados para la mujer víctima violencia de género relacionada con el tema de abuso de drogas, que gestiona Proyecto Hombre con apoyo de la Consejería de Familia. «Al final lo que queremos es la realización de un trabajo individual con cada una de las mujeres afectadas, que añaden una vulnerabilidad añadida al maltrato ya sea en el tema de adicciones a drogas o alcohol, salud  mental y situación de violencia con mujeres que tienen algún tipo de discapacidad. Es preciso que gente más especializada lleve a cabo la atención precisa para lograr la situación de independencia que todos desearíamos para nosotros», tal y como manifiesta Ruth Pindado.

«Estos programas funcionan y lo mejor es que desde la Dirección General de la Mujer se nos visitó, se conoció el trabajo que realizamos en el ámbito de las drogodependencias y fue un momento muy especial para poder mejorar las dificultades que hemos ido teniendo en el camino. También se ha logrado que la mujer con problemas de drogadicción no fueran excluida de los programas de atención a víctimas de maltrato y actualmente estamos evaluando a siete mujeres con esta tipología. Desgraciadamente, a la mujer que se droga o bebe se la estigmatiza aún más», arguye Mari Paz de la Puente.

En el caso del mundo rural -entre el colectivo de mayores por situaciones de machismo y el problema de aislamiento en pequeñas poblaciones en zonas muy dispersas y alejadas- la violencia de género se acrecienta en ocasiones y tiene que contar con un abordaje especial para tratar de erradicarla. «Organizamos talleres educativos y hay que focalizarlos en este caso sobre todo en las mujeres mayores, dado que el medio rural está muy envejecido. Se viva o no en pueblos, ciertas casuísticas particulares o comportamientos no los identificamos como violentos y sí que lo son. La idea es canalizar que la mujer que sufra situaciones de violencia sea atendida con los mejores profesionales. Tenemos apoyo de Cruz Roja, que cuenta con el programa Por un buen trato», explica Manuela Ramos.

La directora general de la Mujer apunta que se llevan a cabo numerosas iniciativas para visibilizar el maltrato en todos los ámbitos, incluido el de las mujeres de edad avanzada. «Se hacen numerosas campañas en prensa escrita, radio y televisión, junto a las que se llevan a cabo a través del Diálogo Social. El año pasado ya se puso en marcha una bajo el lema Que no te apaguen. No solo se trata de quien reside el medio rural, ya que muchas mujeres sufren situaciones de aislamiento y soledad muy graves en zonas urbanas, lo que en ocasiones las lleva a aceptar la violencia de género como el menos malo de los problemas que sufren y se conforman y no denuncian», concluye.

 

Cinco pautas para luchar contra el maltrato

 

1. Prevención como la principal vía divulgativa en todos los ámbitos de la sociedad para poder frenar a los casos de maltrato.

2. Atención a las menores que, con herramientas adecuadas, pueden identificar mejor situaciones de violencia.

3. Evaluación de los    programas de atención  para poder abordar  la evidencia de todas las formas de violencia de género y extraer conclusiones que permitan seguir trabajando con los indicadores y resultados obtenidos en estas iniciativas.

4. Mirada a los colectivos más vulnerables que necesitan más apoyo como los de discapacidad, enfermedad mental, drogodependencias o víctimas de trata sexual.

5. Trabajo con el hombre a partir de la creación de un servicio de atención psicológica al agresor con el ambicioso reto de modificar sus comportamientos y el desarrollo de programas de tratamiento para prevenir la reincidencia.

 

Ruth Pindado. Directora General de la Mujer

Ruth Pindado considera que pese a que la «foto fija» diga que en la pandemia la incidencia de casos de violencia de género bajó «hay que analizar bien los datos y poner los puntos sobre verdaderas las causas que la generan».

«Como cada vez se oye y se sabe más, es posible acabar con la deformación social. Al final no es un hombre que pega a una mujer. Es lo que vemos, pero hasta llegar a esa situación hay otras cosas alrededor contra las que luchamos», opina. Al respecto, cita la violencia psicológica o la económica que «es más difícil que la mujer cuente y piense que la crean».

 

Mari Paz de la Puente. Proyecto Hombre

La psicóloga Mari Paz de la Puente considera que la pandemia no ha ayudado a la hora de paliar el maltrato. «Esta  época lo que ha hecho es incrementar la probabilidad de que un hombre que ya era violento lo sea más», dice.

En este tema incide en que muchas mujeres han sufrido más violencia si cabe en en el confinamiento «al tener un ambiente más cerrado y sin posbilidad de escapar».

En este sentido, manifiesta que ha observado «que en el tratamiento terapéutico que se hace con estas mujeres, al incorporar la dimensión online y virtual, apenas tenían intimidad para realizarlo».

 

Manuela Ramos. Fderación Ceres

Manuela Ramos concreta que el confinamiento y otras restricciones influyeron en que la Federación Ceres recibiera en su página web muchas más peticiones de asesoramiento que antes sobre violencia de género. «Fue el tema estrella y nos llegaron numerosas consultas de mujeres que estaban en casa con sus agresores».

En esta línea relata que «desconocían si por el tema de la pandemia podían acercarse a un centro de acción social que en ese momento estaban cerrados, al cuartel de la Guardia Civil u otro lugar para poder denunciar».