Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Fijos-discontinuos en amor

07/06/2022

De todo se aprende en vida. He tardado 71 años en saber definir en un título corto pero significativo mi afán enamoradizo al que he sometido, a veces, mi bajo imperio; ha sido necesaria Yolanda Díaz para que de forma definitiva me explicara lo que me ha pasado en el amor: he sido un amoroso fijo-discontinúo.
La viceministra ha definido los contratos de trabajo, cercenando cualquier otra posibilidad. A los que somos fijos con la pareja elegida, nos otorga la posibilidad de ser discontinuos. Ahora solo faltan las subcategorías: temporales, por obra hecha, por faena más cortita, a tiempo parcial, por un rato, hasta que pare de llover como decía Luisito Nájera, remunerados o no… así muchas otras categorías que omito, porque la Ley de Contratos del Amor no ha aparecido sancionada aún en la Gaceta.
Es fijo discontinuo Pablo Iglesias, el de la coleta, el que ofrece además colocación a sus parejas. Lo ha sido con Irene Montero la de los gemelos, con Dina Bousselham la del teléfono, y parece que con Lilith Verstringe, la hija del secretario del PP. Su relación no es abierta, aunque no está cerrada a otras señoras, es relación fija, pero discontinua. Ahora le ha pasado a Piqué que es otro fijo discontinúo. Contrariamente, no es fijo discontinúo Errejón, porque una vez dejado el tema con Tania Sánchez ya se acabó todo. Era fijo y solo fijo.
Eso es incapaz de entenderlo el gobernador del Banco de España, Feijóo, y por supuesto Rajoy. Su mentalidad no es abierta, o son afectos al control. 
El otro día oía decir al rector de Salamanca, en magnífica conferencia con toda la razón, que el término control es puramente fiscal. Introducido como las cabinas de Consumos para evaluar lo que entraba en las ciudades y abonar los tributos correspondientes.   
El problema ahora es fiscal. Empiezas la tributación con una pareja y a lo largo de un periodo puedes ser fijo en tu colaboración, pero discontinuo, y volverás o no con la pareja fija, ya se verá según los apaños. El descontrol del fijo discontinuo está servido.
Gracias, Yolanda Díaz, por ilustrar mi vida; aunque el tema sea demasiado serio para tomarlo a chacota.