Juanma Terceño

El hecho gastronómico

Juanma Terceño


Versatilidad del brioche

23/02/2022

Me gusta mucho el brioche, no conozco a quien no, de hecho.
Hoy lo encontramos con mucha frecuencia en la oferta gastronómica disponible, tanto en panaderías, pastelerías, como en las estanterías de las tiendas de alimentación o en los restaurantes. Su versatilidad para ser consumido acompañado de comida dulce o salada es extraordinaria, y lo podemos disfrutar desde el desayuno hasta la cena. Nutricionalmente hay que tener un poco de cuidado, pues no deja de ser un pan muy azucarado y hecho con una grasa, mantequilla generalmente, y huevos.
Encuentro poca literatura sobre su etimología; sí se data por primera vez en un escrito de 1404 en Normandía, y una referencia que siempre aparece cuando busco sobre el brioche está muy ligada en el anecdotario a la reina de Francia María Antonieta, una comistrajas que apenas probaba alimentos que no fueran dulces, y que, observada por la hambruna que había en el país y ante una queja de que la población no tenía pan para comer, respondió con un «que coman brioche». Evidentemente el brioche era un pan de lujo y caro, reservado a las familias nobles y pudientes económicamente, y pecó en exceso de soberbia. Así acabó, claro, guillotinada a la edad de 37 años después de pasar sus últimos años en la cárcel. Era el siglo XVIII, la del nacimiento de la haute cuisine y los restaurantes, con la figura destacada de Antonin Caréme, de quien escribí la semana pasada.
Brioches y panes de leche hemos comido seguro como panes de hamburguesas, perritos calientes y múltiples bocadillos o pinchos, como tostada o como base de unos huevos benedictine, o para untar sobre ellos foies, patés, cremas de queso o mermeladas. Uno de mis rellenos preferidos para meter en un brioche es el marisco, en este orden; carabineros, bogavante o langostinos. Un pan de brioche tostado, relleno de alguno de estos ingredientes, con una buena salsa rosa o mayonesa cítrica, y algún agridulce como pepinillos o piparras, es un bocado irresistible. No estoy descubriendo nada que ustedes no sepan, por supuesto, así que no dudo de que estarán de acuerdo conmigo. Pero tampoco me resisto a rellenarlo con mayor sencillez, de ensaladilla o jamón y queso, o a mojar con brioche un huevo frito.
¡Qué hambre me está entrando!