Editorial

Cifras inasumibles en el drama de la inmigración irregular

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Entre el 1 de enero y el 31 de julio de este año una media de cinco personas fallecieron cada día tratando de llegar a España mediante la inmigración irregular. Según un informe hecho público por el colectivo Caminando Fronteras, del casi millar de inmigrantes cuyo camino en busca de la tierra de las oportunidades hacia nuestro país se truncó de manera trágica, la inmensa mayoría, 938 perecieron en las rutas marítimas, y 40 en el salto de la valla de Melilla ocurrido el pasado 24 de junio. Del total de muertos, 118 eran mujeres y 41 menores, y, para más duelo, casi el 90 por ciento de las víctimas desaparecieron en el mar y no se pudo encontrar sus cuerpos.

Teniendo en cuenta que en ese mismo periodo fueron 16.700 las personas que llegaron de manera irregular al territorio nacional, el dato es que por cada 17 personas que llegan vivas a España desde sus países de origen en busca de un futuro mejor para ellos y su familia, una muere. Así de crudas son las cifras que ocultan una realidad aún más cruel. La de la vida de quienes tienen todo perdido en su país y piensan que saliendo de su tierra pueden tener una oportunidad en la vida que les ha tocado vivir.

Desgraciadamente nos encontramos ante una situación que para nada es nueva y que se viene sucediendo año tras año, sin que a pesar de los diferentes intentos realizados desde la Unión Europea y de forma individualizada por parte de los países más afectados del sur de Europa, se haya podido encontrar una solución no solo para frenar el flujo de personas, sino más bien para evitar los fallecimientos de quienes principalmente intentar salvar la frontera que supone el mar Mediterráneo entre África y Europa.

Son las mafias que trafican con personas las principales responsables de esta situación en la que con una falta total de escrúpulos se monta un negocio alrededor, aprovechando la desesperación de los más débiles, que muchas veces culmina con la pérdida de la vida de quienes confiaron en los que solo pensaron en llenarse los bolsillos, olvidándose de las desgracias de quienes de manera inocente confiaron en ellos.

Es tremendamente difícil, pero solo atacando la raíz del problema en este tipo de organizaciones se podrá no solucionar del todo, porque es algo que parece imposible, pero sí intentar reducir el número de fallecimientos y de personas que pierden su vida cuando lo único que quieren es intentar mejorarla.

Trabajar en un marco legal que permita frenar el éxodo irregular es también una opción que desde los organismos europeos se debe contemplar dado que lo que se ha realizado hasta el momento está demostrado que no está dando los resultados apetecidos porque, de hecho, en los seis primeros meses de este 2022 la llegada de inmigrantes de forma irregular a nuestro país se ha incrementado en un 3,3 % señal de que las medidas actuales no son capaces de arreglar esta situación.