Editorial

Una feria de turismo de interior exige diferenciación

Diario Palentino
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Conviene elegir, decantarse, ejemplificar y dejar con ganas de seguir conociendo mejor Palencia

Parece que la diferenciación se abre paso con fuerza a la hora de vender las fortalezas de una provincia como la palentina en la Feria Internacional de Turismo de Interior (Intur) que está abierta en Valladolid este fin de semana. Es lo lógico y así lo hemos apuntado muchas veces y ha llegado a reconocerse públicamente: cuando se dispone de un patrimonio amplio y diverso, rico en acontecimientos históricos, en monumentos, en tradiciones, en etnografía, en arquitectura tradicional y en paisajes, pero que presenta grandes similitudes con los de otras provincias del entorno, hay que encontrar aquello característico, propio, que el viajero asimile con Palencia. Segovia tiene acueducto y Ávila muralla, por citar dos ejemplos, y está muy claro de qué lugares hablamos. Nosotros tenemos una magnífica catedral, con setecientos años de antigüedad, y unas obras de arte en su interior de categoría premium, pero a las de Burgos y León les basta con una mirada a su exterior para reconocerlas. 

Así que para erigirse en un destino atractivo y presumir de singularidad, lo que corresponde es subrayar lo definitorio. Y es lo que han hecho las dos instituciones que sostienen la marca Palencia Turismo en Intur: subrayar diferencias, ofertar aquello que nadie más tiene y sorprender al visitante. El Ayuntamiento capitalino se ha valido del Cristo del Otero, que cumple noventa años y ha protagonizado distintos eventos a lo largo de este 2020, entre otros el hermanamiento con Sao Paulo. Ha llevado una reproducción de casi dos metros y medio de altura, que además es móvil y se pasea por  la feria de la mano de un actor caracterizado como su artífice, el gran escultor Victorio Macho. Hacerse selfies con él puede deparar una visita para dos personas.

También ha llevado a cuatro cocineros de la ciudad para ofrecer una degustación de platos inspirados en la catedral de San Antolín, con lo que tanto el templo como su séptimo centenario han entrado por el estómago para instalarse en la memoria de quienes los han probado. Y ha vendido unas navidades familiares, con 2,5 millones de luces y un bosque mágico de paisajismo luminoso, hologramas o videomapping. Quizá se convierta de alguna forma en referente para esas fechas.

La Diputación, por su parte, vende de forma intensa e intensiva el único tramo navegable del Camino de Santiago Francés, que está en el Canal de Castilla a su paso por Frómista, y que tiene en el actor Antonio Resines su embajador. También ofrece el Geoparque de Las Loras, la ruta de los sueños del Ratoncito Pérez que reside en Velilla o el impresionante museo territorial Campos del Renacimiento, con cinco sedes en otros tantos templos de Paredes de Nava, Becerril de Campos, Fuentes de Nava y Cisneros. Hay mucho más, pero conviene elegir, decantarse, ejemplificar y dejar con ganas de seguir conociendo Palencia.