De la enmienda también podrían valer. Pero nos conformamos con las buenas intenciones, que después ya descubriremos -una vez más-, que el papel todo lo soporta. Me lo dice Tiburcio que ya vaticina un entretenido calendario electoral y que a veces parece un juego de niños. En la mayoría de los casos casi todo quedará igual, aunque bien sabido es que un porcentaje votará en contra de, importando poco si el adversario propone cosas interesantes, aunque no sea de tus siglas habituales. Claro que tampoco es plan el pedirles grandes cosas a los que se animen a defender los intereses de sus convecinos en sus respectivos pueblos. Demasiado hacen con implicarse, al menos es una frase que se escucha con frecuencia. Unos porque tienen ganas y apuntan buenas maneras; otros porque afinan voluntad serena y algunos porque llevan toda la vida afiliados y necesitan una vía de salida/colocación. Eso en los lugares que se pueden permitir pagar un sueldo. Aunque debiera ser casi obligatorio establecer una cantidad mínima en función de las posibilidades/responsabilidades de cada consistorio. Veremos. Que, como dice nuestro querido amigo, doctores tiene la madre Iglesia. Sea como fuere, la partida de cartas tendrá piezas importantes en función de los partidos judiciales, sin menospreciar el alfoz de la capital. Que no hay que olvidar que ahora sí, los municipios cobran especial interés porque hay instituciones vitales que necesitan del rural para conformar mayorías/pactos y gobiernos. En definitiva, lo que se pide es compromiso, que se administre con esmero y acierto y que se apliquen medidas que de verdad sean prósperas para los hombres y mujeres que siguen viviendo en el agro. Porque es ahora o nunca. No queda tiempo. Asistimos al paisaje urbanizado y adoquinado de nuestras localidades. Museos al aire libre con patrimonio sensacional. Y de la quema se salvarán muy pocos. Esperemos que no nos martiricen con las mismas cantinelas. Hablar de despoblación es casi un insulto. Deberán poner el acento en los que están. Y si los que son viven bien, es muy posible que otros se sumen. No sea que nos pase como el anuncio de fibra de una compañía que afirma llegar al 84% de la población, no al 84% del territorio. Oteando quedamos.