3 de cada 10 hogares en la provincia son unipersonales

Ismael Martín
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Un total de 20.273 palentinos vive sin compañía. La pandemia ha visibilizado más la soledad no deseada, según Cruz Roja, que demanda mayor concienciación social

3 de cada 10 hogares en la provincia son unipersonales - Foto: David Pérez

Los datos de la última Encuesta de Proyección de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que, a 1 de enero de 2022, había 20.273 personas que vivían solas en la provincia. Esto supone que de cada diez hogares (hay 66.097) tres eran unipersonales. Se trata de un 12,88% de la población total, que es de 157.340 habitantes. La cifra es ligeramente superior a la registrada el pasado año pues había 20.109 hogares unipersonales (de un total de 66.360), un 12,68% del total de habitantes de ese año, 158.549. La reducción de población en Palencia es una tónica de los últimos años, lo mismo que lo es el sucesivo aumento de personas en soledad. Para muestra, en el año 2012 el número de personas que vivían solas era de 18.013, un 10,57% del total de 170.301 habitantes. 

Las previsiones del INE apuntan a que en la provincia, en 2035, el número de hogares se reduzca en Palencia hasta 63.147, de los que 22.354 serán unipersonales. Teniendo en cuenta que, según la proyección de población, Palencia tendrá ese año 146.474 habitantes, de estos un 15,26% vivirán solos. 

Las razones que están detrás de este incremento de personas que viven solas son múltiples y la mayoría de ellas está relacionada con los cambios sociales que experimenta la sociedad. En ocasiones la soledad es elegida por la propia persona, pero hay otra mucho más dura que es la llamada soledad no deseada. Una cosa es vivir solo y otra muy diferente sentirse solo. La Organización Mundial de la Salud la considera una cuestión de salud pública convertida en la epidemia del siglo XXI. «La soledad no deseada es la situación de carencia en las relaciones personales y en los vínculos significativos con los que poder compartir las vivencias. Esto nos hace sentirnos mal y perdemos calidad de vida y de salud. Ante la falta de relaciones la salud física y emocional se puede resentir, un aspecto en el que trabaja Cruz Roja para que no haya problemas que desencadenen otros», asegura María Merino, coordinadora provincial de Cruz Roja. 

Precisamente dar a conocer que la soledad no deseada es una realidad es lo que más preocupa a Cruz Roja y donde pone el énfasis. «Puede haber personas en su casa que están pasando por un mal momento y no son capaces de comprender que no tienen ese apoyo necesario de otra persona, no han identificado ese problema como tal. Queremos poner un poco de voz a esos problemas emocionales que cuesta mucho expresar. Seguramente hace unos cuantos años a nadie se le ocurría hablar de ansiedad y ahora es una palabra muy presente en las conversaciones. Cuando le ponemos nombre parece que podemos combatir esa circunstancia», admite Merino.  

visibilidad. Cruz Roja plantea que, como tal, no ha habido un aumento estos últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia, sino que se ha dado visibilidad a un problema que ya estaba presente. «Con la pandemia ha quedado visibilizado que había gente sola y no tenía la capacidad de contar con alguien que le ayudara en los momentos que hemos vivido todos. Ha sido una realidad que estaba ahí y no la habíamos visto», subraya la coordinadora provincial.

De manera transversal en todos sus proyectos, Cruz Roja trabaja la cuestión de la soledad no deseada en la parte de prevención del aislamiento para poner en marcha cualquier otra medida que sea necesaria si la persona se encuentra sola y precisa ayuda. Respecto al grupo de edad de las personas mayores, uno de los colectivos más afectados por la soledad no deseada, «hay un proyecto especifíco que es promoción de la red social. En este proyecto se hacen visitas y llamadas enfocadas a prevenir ese aislamiento y poder facilitar a las personas cualquier apoyo que necesiten. Tambien trabajamos con las nuevas tecnologías como una forma de ver una fuente de conexión social», comenta María Merino. «Los proyectos del área de juventud normalmente se trabajan menos, pero sí que es cierto que puede haber alguna familia monoparental que tenga menores a su cargo y su red social sea muy limitada encontrándose en esa situación de soledad», admite. 

También existe un trasfondo de soledad no deseada en personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad económica. «Llevamos a cabo proyectos que trabajan de manera integral las áreas de la persona para poder tener conocimiento de las situaciones que tienen y ver cómo poder facilitarles apoyos cuando sea necesario. Es decir, aunque estemos en un proyecto de cobertura de necesidades básicas tambien estamos realizando un soporte emocional que estas personas requieren», afirma.

Por último, destacar que la proyección de población del INE acentúa en sus datos el envejecimiento  de la población, lo que aumentaría los índices de soledad al tratarse de un colectivo muy sensible a esta cuestión. Las personas mayores de 65 años pasarían de representar el 20,1% del total de población actual a un 30,4% en 2050.