Escudos, munición, parches, radios, armas blancas y de fuego o uniformes. Así hasta más de 4.000 objetos y artículos guarda el Museo de la Policía Local de Palencia, ubicado en el cuartel de la capital, a la espera de una reorganización y una puesta a punto para poder mostrar a grandes y pequeños todos sus encantos una vez que la situación sanitaria mejore.
Policía Estatal de Arizona, de la Ciudad de Miami o de la Polizei alemana. Tres ejemplos de una multitud de escarapelas y galletas de cuerpos de todo el mundo, así como españoles, reciben al espectador en el actual emplazamiento, una pequeña estancia de las instalaciones municipales.
«Hay intercambio de objetos entre compañeros de diferentes lugares o países a la hora de hacer cursos a través de la Asociación Internacional de Policía» (en inglés IPA). De ahí que se cuente con parches, placas y artículos de otros lugares, afirma en declaraciones a la Agencia Ical Pedro, el agente responsable del museo.
Además, destaca que se posee una colección con placas de todas las policías de España, la cual fue donada por la mujer de un compañero que falleció en un accidente de tráfico. A mayores, se suman gorras, boinas u otros elementos procedentes, por ejemplo, de la Ertzaintza.
De igual manera, un perchero muestra diversos uniformes y americanas, tanto del cuerpo municipal como de otros de diferentes ámbitos, entre los que se encuentran los pertenecientes a los característicos maceros. La munición no pasa desapercibida, con cartuchería de combate y antiaérea, material antidisturbios, granadas o botes de humo.
En la parte más llamativa, el agente destaca que hay de todo. En el capítulo de armas blancas, todas ellas incautadas en intervenciones, detenciones o cacheos, se localizan desde las típicas navajas hasta cuchillos de mesa, así como otros orientados a la caza o la montaña, pasando por elementos punzantes de fabricación casera, pero igual de «dañinos y peligrosos».
Llama la atención un cartucho de escopeta que, en realidad, esconde una pequeña hoja muy peligrosa. A mayores, el agente pone énfasis en un tirachinas casero con el que lanzaban rodamientos metálicos, con «el daño que podían producir en caso de impacto», reconoce.
Además de armas cortas de antiguos agentes o de otras incautadas, al igual que alguna de Airsoft o aire comprimido, Pedro traslada que un compañero consiguió prácticamente todas las armas largas que hay en la vitrina del museo.
«Todas ellas reales y usadas, aunque ya están inutilizadas». Destaca un Mauser alemán, un Cetme, también conocido como el chopo, un subfusil característico de los maquis o la ametralladora italiana FAO, que nació para rivalizar con el Cetme español, que «era el mejor de todos, al ser el fusil que no tenía averías y no se encasquillaba».
«Nos gusta nuestro trabajo y todo lo existente son recuerdos del día a día y de toda la trayectoria del cuerpo». Aspectos que «no tienen mucho valor, pero son importantes», como un balón firmado por los miembros de la Selección Española de Fútbol, en la época de Raúl González. «Un regalo a modo de agradecimiento por el servicio prestado, tanto a la Selección como a la ciudad, durante el partido», asevera.
En el museo se aprecia a la perfección cómo ha evolucionado la Policía, con la mejora del equipamiento y la modernización de la dotación.
Los transmisores de radio son un claro y visual ejemplo, debido a su tamaño. «De llevarse con una correa al hombro hasta las reducidas dimensiones de los walkie-talkies actuales». En el caso de las emisoras, la situación era la misma. Actualmente, pueden hablar cinco compañeros a la vez en la comunicación. Sin olvidar el paso del sistema analógico a digital, ya que la comunicación «está encriptada». Antes cualquier persona con un escanner o un walkie podía escuchar las transmisiones.
Respecto a los decibelios, los sonómetros son otro ejemplo de la evolución, al ser integrados para que hagan la medición los propios mecanismos, ya que, en los primitivos, «se hacía de manera prácticamente manual el cálculo», comenta un subinspector presente en el museo.
Objetivo educativo. «Ahora la situación sanitaria no permite que entre gente externa al edificio de manera ordinaria, pero la idea es que el museo se convierta en una vía de divulgación de la labor policial, en mayor medida, enfocado a escolares o personas interesadas en la materia», afirma el inspector jefe de la Policía Local, Juan Manuel González.
Se organizarían visitas concertadas, a partir de «una reclasificación de todo el contenido, con el objetivo de que sea más atractivo y más visual». Y es que, existen muchos objetos y artículos curiosos relacionados con el Cuerpo y el trabajo de los agentes que «muchos ciudadanos de Palencia no conocen». «Es una forma de dar a conocer una historia de más de 100 años».