«Siento un vínculo profundo con mi gente de Bolivia»

Carmen Centeno
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Siempre se ha sentido servidor de la Iglesia y ha aceptado los destinos que le ha ido asignando. Ha dejado su zona de confort varias veces, aunque su marcha a Bolivia fue la más sonada

«Siento un vínculo profundo con mi gente de Bolivia» - Foto: Sara Muniosguren

Javier del Río Sendino nació en la capital palentina en enero de 1942. Tercero de ocho hermanos, hijo de médico y maestra, no conoció estrecheces económicas ni sufrió imposiciones para que dedicara su vida al sacerdocio, aunque reconoce que su educación profundamente cristiana pudo inclinarle a la vocación. No obstante esta fue manifestándose paulatinamente, como el descubrimiento personal de quien encuentra en el servicio a Dios un camino prometedor y satisfactorio. 


A los 9 años entró en el Seminario carrionés de los Jesuitas, dos cursos después estuvo en el Seminario Menor de Lebanza y, transcurridos otros cuatro, ingresó en el Mayor de Palencia. Completó su formación teológica en la Pontificia de Comillas y además se licenció en Liturgia por el Pontificio Ateneo de San Anselmo, de Roma, en 1978. 


Antes, el 29 de junio de 1965, se había ordenado sacerdote y un día después, el 30 de junio, tuvo lugar su cantemisa. Javier del Río desempeñó distintas tareas como la de vicario parroquial de Venta de Baños, la de párroco de Dueñas, la de delegado diocesano para la Liturgia y la de capellán de los Maristas y consiliario de la JOC (Juventud Obrera Católica). Habría seguido ejerciendo el sacerdocio allí donde la Iglesia tuviera a bien, pero en 1994 algo cambió en su interior que recondujo su camino.

 

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