Una de cada diez farmacias tiene una economía comprometida

Laura Illana
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José Luis Nájera asegura que este servicio en las zonas rurales asienta a la población

Una de cada diez farmacias tiene una economía comprometida - Foto: Raúl MartÁ­nez

José Luis Nájera, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Palencia, asegura que, a pesar de que no se ha cerrado aún ninguna farmacia, entorno al diez por ciento de las farmacias de la provincia tienen una Viabilidad Económica Comprometida (VEC) y a nivel autonómico, una de cada tres sufren este problema.

«Son farmacias que reciben una ayuda para poder sobrevivir y lo pueden hacer  ya que la administración aplica un índice corrector para que las que tienen menos ingresos reciban un dinero una vez que, dependiendo de su rentabilidad, hayan hecho ya una aportación a la administración», asegura Nájera.  

Con estas aportaciones la administración consigue que estos profesionales demuestren la vocación por su trabajo y la pasión por su pueblo natal, aunque con el inconveniente de que ganan menos dinero que si estuvieran adjuntos en una farmacia de la capital. 

El presidente también destaca que las farmacias VEC, son la punto del iceberg,  pero hay otras que están rozando el límite. Castilla y León tiene un total de 600 farmacias en pueblos con menos de 500 habitantes, lo que hace que con una sola vez al mes que vayan a por algún medicamento en tan solo 20 días ya habría pasado todo el pueblo. «A pesar de esto, los farmacéuticos no nos rendimos y continuamos abriendo el local y atendiendo de la mejor manera posible a la población», añade. 

Es una profesión mayoritariamente femenina y joven, ya que el 74% son mujeres y el 60% tiene menos de 40 años, lo que permite una mayor ayuda en todos lo que necesitan los vecinos, tanto a nivel médico como social. Hay un gran número de farmacias, pero muchas de ellas tienen grandes debilidades, debido a las medidas que se llevan a cabo en cuanto a la gestión de gastos. 

En la provincia hay 97 farmacias, 39 en la capital y el resto distribuidas por diferentes localidades, por lo que se dispone de una farmacia por cada 1.300 habitantes, una de las ratio más altas. Esto se traduce en que una farmacia de cada cuatro se encuentra en un pueblo de menos de 500 habitantes. Además, el 95% de la población dispone de una en el municipio en el que reside y el resto está en un radio de alcance inferior a diez minutos.  

«Por las farmacias de la provincia pasan una media de 1.500 personas diarias, una cifra que se incrementa en verano cuando la gente se traslada a  su pueblo natal. Las ventas y los ingresos aumentan y se produce el denominado balón de oxígeno, sistema que permite mantener el negocio abierto cuando las ventas bajen en invierno», agrega  José Luis Nájera.

En las zonas rurales en las que la mayor parte de la población es mayor y no hay farmacias, disponen de un botiquín. Son farmacias que disponen de stock. Aunque, al contrario que una farmacia normal, funciona en un horario más reducido, dependiendo las visitas que se hacen al médico, y se encuentran en un pueblo más cercano y más grande. Sin embargo, hay otras localidades más pequeñas que aunque no cuentan ni con farmacia ni con botiquín, los propietarios se encargan de realizar este servicio llevándoles la medicación que necesiten, aunque esta medida no esté regulada.

medidas para el futuro. El presidente de este colectivo aseguran que quieren que se apueste por la figura del farmacéutico, que le den las herramientas necesarias para que pueda desarrollar al máximo los recursos de los que disponen, más en esta comunidad donde hay 2.200 farmacéuticos distribuidos por todo el territorio. 

Quieren que se pueda hacer un mayor seguimiento al tratamiento de los pacientes, para evitar que dejen de tomarse sus medicamento, y pretenden aumentar la comunicación con el resto del personal sanitario. Además, intentan que la producción de una comunidad o país no se concentre en un mismo laboratorio o empresa, porque si este tiene un problema no hay otra empresa que pueda distribuir tantos medicamentos. 

Lo que sí se han regulado son las horas de guardia gracias al acuerdo que se firmó para que los centros de salud puedan dar las monodosis a sus pacientes y evitar que tengan que desplazarse a otra localidad a por el medicamento.

 Así se facilita la conciliación laboral y familiar de los farmacéuticos y favorece que se asienten en una zona concreta. De cara al futuro quieren que en todas las medidas que se tomen relacionadas con el seguro sanitario, se evalúe el impacto que puede tener sobre la farmacia rural, ya que hay algunas que generan ahorro y aportan incentivos. «Hoy en día ser profesional sanitario es algo para sentirse orgulloso y apreciar que es un servicio totalmente necesario. Para la sociedad tener este referente aporta una mayor seguridad y comodidad, a la vez que es fundamental para fijar y asentar a la población. La España Vaciada está muy relacionada con este sector, ya que se habla de los pueblos en los que casi lo único que queda encendido es la cruz de la farmacia», asegura el presidente. 

José Luis Nájera destaca que la desaparición de las farmacias provoca el abandono de las localidades por parte de las familias que buscan mejores servicios y atención médica. 

También aclara que la labor de los farmacéuticos es algo que hay que cuidar, defender y proteger y ya que hay evidencias científicas de que cuando el farmacéutico se implica con el resto de profesionales se mejora la asistencia médica y que los gastos desciendan.