Editorial

Pasos decididos hacia la recuperación de la normalidad

Diario Palentino
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Hemos de seguir avanzando pero sin dejar de lado la responsabilidad y el bien social. Ahí es donde entra la vacuna

El paso de las nueve provincias de Castilla y León al nivel 1 de alerta sanitaria ha supuesto un respiro y un soplo de esperanza para los sectores de la hostelería, el comercio y las salas de ocio y espectáculos. Volver a consumir en las barras y de pie, ampliar hasta 25 el número de personas sentadas a una misma mesa en interiores y sin limitación en exteriores, permitir un aforo del 75% en pubs, karaokes y similares y en el comercio, el hecho de que peques y grandes puedan consumir palomitas y refrescos en el cine, en eventos deportivos y en las plazas de toros y volver a los horarios de hostelería recogidos en la ordenanza municipal son señales inequívocas de que la situación ha mejorado, sobre todo gracias al incremento de la vacunación que está acelerando los niveles de inmunidad. 

Si a lo dicho le sumamos, en el caso de Palencia, los permisos concedidos a numerosos establecimientos para instalar terrazas donde antes había aparcamientos y la autorización, más actual, para que puedan sacar pantallas de televisión a esos espacios exteriores durante la Eurocopa, pues miel sobre hojuelas. 

 Y, por si fuera poco, ayer mismo el presidente del Gobierno anunciaba que desde el 26 de junio ya no será obligatorio llevar la mascarilla en exteriores. Se entiende, claro está, y aquí entra una vez más la responsabilidad individual, que si el lugar está demasiado concurrido y no puede mantenerse cierta distancia, conviene volver a ponérsela, dado que no contamos con una inmunidad al cien por cien ni mucho menos. 

Así las cosas, se respira cierto optimismo en los sectores más afectados hasta ahora por las restricciones, que esperan un verano mucho más próximo a la normalidad de lo que hemos podido soñar desde marzo del pasado año. Las tornas podrían volver a cambiar si tras abrir la mano, se incrementa significativamente el número de contagios, pero es menos probable gracias a las vacunas. En este sentido, cabe hacer un llamamiento a la responsabilidad de todas aquellas personas reacias a ser inoculadas contra el coronavirus, de cara a que lo hagan. Por su propia seguridad, pero también por las de sus familiares y allegados y, abriendo un poco más el foco, por todos los que entren a formar parte de sus círculos de contacto. Ha quedado demostrado que el Covid-19 no conoce edad ni condición, que muta a menudo para seguir manteniéndose activo, que puede llegar a ser muy agresivo, incluso letal, que sus secuelas no son precisamente baladíes y que poco seguros podemos sentirnos si no estamos vacunados  frente a su virulencia y su agresividad.

Es verdad que vamos dando pasos decididos hacia la recuperación de la ansiada normalidad, pero hemos de hacerlo sin dejar de lado en ningún momento la responsabilidad y el bien social. Ahí es donde entra la vacuna.