Editorial

Cien años de un centro formativo que ha demostrado ser imprescindible

DP
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Si consiguiera una única sede, amplia y moderna, la Escuela de Arte no tendría rival

Nadie es imprescindible, como reza el dicho, puesto que se le puede sustituir por muy alto que sea su rango o importante que resulte su labor. Unos son más necesarios que otros en el ámbito profesional, cultural o social, pero lo que de verdad cuenta es su labor, el camino que abren, los logros que consiguen, sus aportaciones al bien común o el legado que dejan para las siguientes generaciones. Las instituciones, sobre todo si pivotan sobre la educación y la formación, son mucho menos prescindibles y, a menudo, mucho más necesarias que las personas, aunque sean estas últimas las que las conformen, les den utilidad y garanticen su calidad y su permanencia en el tiempo. La Escuela de Arte y Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales Mariano Timón cumple cien años en la capital palentina. Lo hace con buena salud y, además, como la única que imparte enseñanzas superiores en la especialidad textil. 

Abrió sus puertas en octubre de 1922 como Escuela de Artes y Oficios, para impartir entre los adultos de la clase obrera formación en dibujo lineal, composición decorativa, vaciado, cerrajería artística, metalistería, carpintería, cerámica, repujado en cuero, delineación, forja artística y esmaltes al fuego. Era la manera de que muchos de ellos adquiriesen las habilidades de un oficio, amén de cultura general, y mejorasen así su proyección en el ámbito laboral. Hoy en día las cosas son bien distintas, puesto que la educación es obligatoria hasta los 16 años y después todos, con más y con menos posibles, tienen la opción de elegir entre el bachillerato y los ciclos de formación profesional. La Mariano Timón, que lleva el nombre de quien fuera su director entre 1940 y 1975, ofrece ambas opciones: el bachillerato de Artes y los ciclos de joyería artística, ebanistería artística, arquitectura efímera e ilustración, pero además, incluye un grado de cuatro años en conservación y restauración de bienes culturales en la especialidad de textiles. Tiene unos ciento ochenta matriculados, la mayoría palentinos, pero también de otras provincias y comunidades, incluso extranjeros, y un elenco de profesores especialistas tanto en las materias generales, como en las específicas de cada rama que toca, y es una buena vía profesional ya que cualifica en oficios útiles para fijar población en el medio rural o para cubrir la demanda de especialización en el sector del mueble artesanal o de la ilustración.

Frente a la masificación de algunos centros, la Escuela de Arte esgrime su tamaño y un número de alumnos francamente mejorable, con espacio y medios para formarse, lo que la hace muy atractiva. Su hándicap es, lo hemos dicho muchas veces, no disponer de la nueva sede amplia y moderna proyectada en su día y que duerme el sueño de los justos, y tener que repartirse en dos inmuebles alejados uno del otro. Si se arreglara esto último, no tendría rival.