Cuando los arqueólogos retomaron las excavaciones en La Loma en 2017, se tomó la decisión de recopilar en un libro toda la información existente hasta la fecha de modo que sirviera como difusión de este castro cántabro de Santibáñez de la Peña y de explicación científica del trabajo allí realizado.

Se concibió así el libro Asedio de La Loma (Santibáñez de la Peña). Historia de las campañas de 2003 a 2018, de Eduardo Peralta, Jesús F. Torres y Santiago Domínguez. En él se reivindica el papel del asentamiento peñiego como uno de lo campos de batalla de Europa «mejor conservados» del período de la romanización, además de ser el «único» de la guerra de Augusto contra cántabros y astures.

«De todos los escenarios de las Guerras Cántabras, es el más conocido y del que más material ha quedado: más de 2.000 puntas de flecha de una gran variedad, lo que convierte a este lugar en una enciclopedia del mundo romano», señaló el doctor en Prehistoria y Arqueología Jesús F. Torres, encargado de presentar ayer la nueva publicación divulgativa y científica en el Museo Arqueológico.

«En La Loma confluyeron arqueros de todos los rincones del Imperio. No se explica de otro modo la enorme variedad de puntas que manejaban. Fue un campo de batalla excepcional, completamente sobresaliente. Algo distinto y llamativo», añadió Torres.

El libro está escrito con un lenguaje sencillo para que pueda llegar al gran público Y consta de láminas didácticas y fotografías inéditas de los materiales que han ido apareciendo en el yacimiento durante todos estos años.
A través de sus páginas, muestra aspectos desconocidos para el gran público tales como el momento del hallazgo en 2003, las primeras campañas, el parón de diez años en las excavaciones (2007-2017) y su vuelta a la vida. «A partir de ahora el único camino que tiene es la excavación arqueológica. Han aparecido materiales espectaculares en cantidades enormes», subrayó.

POTENCIAL ARQUEOLÓGICO

Por otro lado, el doctor hizo especial énfasis en la «gran importancia» de los yacimientos arqueológicos de la Montaña Palentina como este de La Loma o el oppidum de Monte Bernorio en Villarén de Valdvia. «Lo fundamental, al igual que los del resto de la provincia, es irlos investigando con buen ritmo y mantenerlos vivos a través de las campañas arqueológicas», dijo.

Frente a estos trabajos, el principal caballo de batalla son los expoliadores, que diezmaron los recursos del castro santibañés entre 2007 y 2017. «Cuando llegamos la primera vez, todavía no habían actuado y eso fue una oportunidad gigantesca que durante unos años tuvimos y aprovechamos muy bien», concluyó Torres.