Veintitrés metros de mayo en Velilla del Río Carrión

Rubén Abad
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INCLUYE VÍDEO Y GALERÍA DE FOTOS | Medio centenar de mozos participa en esta fiesta de origen celta. Sergio Pérez y Pablo Abad son los más rápidos, con menos de dos minutos

Velilla del Río Carrión viajó ayer atrás en el tiempo para recuperar una de sus tradiciones más ancestrales, la Pinada del Mayo, de origen celta y muy arraigada en la localidad. Una fiesta que regresa después de tres años de ausencia en el calendario (la última edición fue la de 2019) y en la que se vuelca todo el pueblo.

Dos son los protagonistas indiscutibles de esta peculiar celebración: los mozos, que se juntan en una fiesta que se prolonga durante toda la jornada, y el pino, que encarna a la madre naturaleza y con la que los antepasados pedían buenas cosechas en el año agrícola.

Una tradición que, según explicó la alcaldesa, Belinda Mencía, es una de las «más antiguas» de las que se conservan en el municipio.  «No podemos dejar de lado nuestras costumbres ni perder nuestra propia identidad.

Veintitrés metros de mayo en Velilla del Río CarriónVeintitrés metros de mayo en Velilla del Río Carrión

Preservarlas es una forma de proteger el patrimonio cultural del pueblo, y por eso debemos seguir mostrando su esencia, tal y como es, y que continúe pasando de generación en generación», añadió la regidora. 

EN EL PINAR

El evento comenzó con la salida de los mozos -cerca de medio centenar en esta ocasión- desde la plaza Mayor hasta el pinar. Allí eligieron un ejemplar robusto y recto de 23,07 metros de altura que después talaron, podaron y prepararon. Este proceso de desbroce dejó el árbol libre de ramas y corteza salvo la copa, a la que en el alto Carrión denominan ramo.

Seguidamente, todos compartieron una comida de campo. Un guiso de patatas con carne elaborado por las Amas de Casa con el que repusieron fuerzas y cogieron energías para afrontar la tarea que aún tenían por delante. Desde allí las celebraciones se trasladaron de nuevo a la plaza Mayor, donde se decoró el pino con rosquillas y cintas de colores. 

Posteriormente, los mozos se dirigieron hasta el parque de La Reana para comenzar la tarea más compleja de todas: pinar el mayo y, posteriormente, treparlo. «Pinarle mirando al monte, pinai mocitos el mayo, y no os lo roben de noche, esos mocitos de Guardo», entonaban tradicionalmente las mujeres mientras iba ganando verticalidad.

Quienes consiguieron llegar hasta la bandera de Velilla, colocada en la parte más alta, recibieron como recompensa un jamón. Los más rápidos en lograrlo fueron Sergio Pérez (1'20'') y Pablo Abad (1'56'').

PINADA INFANTIL

Para que la tradición no decaiga en el futuro, en Velilla llevan años involucrando en la Pinada del Mayo a los niños. Para ello eligen un ejemplar de pino de dimensiones más reducidas, de entre 15 y 18 metros, en esta ocasión, para que los más jovencitos vayan practicando.

La fiesta, organizada por el Ayuntamiento y en la que también colaboraron la Casa de la Juventud y el Club de Entibadores, tocó a su fin con una degustación de chicharro en escabeche, queso y vino.