Mi calidad de vida es igual a la que tenía hace cuatro años

DP
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Mi calidad de vida es igual a la que tenía hace cuatro años - Foto: Sara Muniosguren

El testimonio de Inés Frontela frente al cáncer de mama nos lleva al cribado de la Junta de  Castilla y León, cuando tenía 45 años. Después tuvo que someterse a una serie de pruebas hasta que llegó la confirmación. Recuerda «perfectamente» ese día, afirma, y añade que «te quedas un poco ploff. A ver ahora qué va a pasar».

  «Aprendí a vivir en el día a día», asevera. «Me centré en lo que los médicos me iban diciendo, porque lo  que tenía claro, cómo no sabía lo que me quedaba de estar en este mundo -un cáncer es un cáncer, que tenía que dejar mi biografía lo mejor cerrada posible. Pensé en que mi hijo -entonces de 15 años- se quedase lo mejor posible,  preparado para vivir sin mí».

Inés  Frontela se muestra agradecida a su familia; las amistades,  la verdad es que «se han portado muy bien». Y, en cuanto a los profesionales, en Palencia «tenemos una cirugía muy buena». A la  AECC de Palencia, lo mismo: «no tengo palabras. Son humanos, se implican».

En un día como el de hoy,  quiere lanzar un mensaje de esperanza y que «cada mujer que le diagnostiquen un cáncer de mama,  que no escuche consejos, porque creo que nadie podemos darlos;  que lo viva como algo suyo,  lo que vayan diciendo los médicos. No vale lo que comenten los conocidos, lo que vemos en redes».  

Frontela insiste en centrarse en vivir el día a día, «porque, al final, con cáncer o sin cáncer, sabemos lo que nos va a pasar de hoy para mañana». «Es cierto que señala-  cuando te diagnostican un cáncer  te ves con un pie aquí y otro allí, pero nadie tiene nada asegurado».

En estas situaciones cree que se debe ser «un poco egoísta y disfrutar», porque «aun con cáncer también se puede disfrutar, yo por lo menos». «Que vivan su enfermedad, no la de nadie, que no escuchen consejos, que no los pidan.  Que escuchen a los médicos, porque en la calle todos diagnosticamos mucho,  hablamos y, a veces, somos unos osados», manifiesta.

En abril de este año pidió el alta voluntaria, después de estar de baja once meses y medio.  Se somete a revisiones cada cuatro meses y, de momento,  está «muy bien». «Mi calidad de vida es  igual a la que tenía hace dos, tres, cuatro años, incluso cuando estaba en tratamiento -con quimioterapia, lógicamente, tenía un día un poco malo,  pero mi cuerpo y mi mente han respondido muy bien-».

Inés Frontela considera que se debe ir a los a los cribados, y  es que «estuve a punto de no hacerme esa mamografía».  Y una vez con la enfermedad, piensa que  no hay que dejarlo solo en manos de los médicos,  el paciente tiene que responsabilizarse  de su propia vida.