Ángeles vitales y custodios

J. Benito Iglesias
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La rápida actuación de los policías nacionales Miguel, Javi y Jorge logra salvar la vida de una bebé de un año en parada cardiorrespiratoria

Ángeles Vitales y custodios - Foto: Juan Mellado

Cada 2 de octubre, día de los Santos Ángeles Custodios, se conmemora al patrono de la Policía Nacional. En esencia, se recuerda que los ángeles de la guarda siempre protegen, asisten y aconsejan a los agentes en su quehacer y compromiso profesional adquirido con la ciudadanía. El destino quiso que dicha efeméride se mantuviese viva unos pocos días después para inspirar al subinspector Miguel y a los agentes Javier y Jorge. Los tres pertenecen al Grupo Operativo de Respuesta (GOP), con el indicativo de trabajo Lince, y patrullan y atienden labores de control de viajeros y cumplimiento de normas sobre la Covid-19. El pasado martes, sin aviso previo, se toparon  con una madre que salía de un portal con una bebé en brazos que se había atragantado y apenas respiraba, gritando angustiada que se moría. Dos minutos después, la niña -que en unos días cumplirá un año y ya está en casa tras un día ingresada- colapsó, dejó de respirar y perdió el conocimiento después de haber  llamado a una ambulancia.

«Decidimos que no había tiempo de ir al hospital. Metimos en la furgoneta a la bebé, a la madre y al padre, que acababa de llegar. El centro de salud de Jardinillos estaba muy cerca y, con el ruido de las sirenas y la situación de alerta generada, la menor fue atendida al instante, lo que permitió recuperarla de una parada cardiorrespiratoria. Los médicos nos dijeron que la decisión tomada fue clave y, cuando supimos que ya respiraba en el hospital, nos relajamos tras unos momentos de gran tensión», resume Miguel.

Por su parte, Javier añade el componente emotivo después de afrontar una situación límite. «Nos quedamos muy preocupados y al día siguiente llamé al padre. Nos dijo que  la niña evolucionaba bien y con eso tenemos más que suficiente. Comentó emocionado que querían venir a agradecer nuestra actuación en persona. Lo más gratificante para un policía es poder ayudar a salvar una vida y más cuando se trata de un bebé. Los que tenemos hijos lo sabemos bien», explica.

El tercer componente de la patrulla, Jorge, suma la intensidad de la experiencia vivida. «Supone una satisfacción máxima por el deber cumplido al ayudar a que una niña tan pequeña siga viva. Si eres padre lo afrontas con más empatía e intensidad si cabe. Me quedo con que todo salió bien y tuvimos la oportunidad de encontrarnos el problema de frente, en el instante apropiado para tomar decisiones rápidas y acertar. Tenemos formación en  primeros auxilios pero valoramos que, dada la cercanía del centro médico y la gravedad percibida, lo más oportuno era acudir allí en vehículo al caber todos y actuar así con mayor celeridad», indica.