El Cristo rememora su espíritu de lucha en Santo Toribio

Carlos H. Sanz
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El pregonero, Anastasio González, ensalzó el «compromiso por el bien común» de sus convecinos, mientras que Gloria García, Cristo de la Alegría, recordó la unión del barrio

El Cristo rememora su espíritu de lucha en Santo Toribio - Foto: Sara Muniosguren

El barrio del Cristo está en fiestas. Tras dos años sin romería, sin pedrea del pan y el queso, sin la confraternización que hacen tan populares estos festejos, Anastasio González alzó la voz para gritar «¡Viva santo Toribio y viva las fiestas del Cristo!».

Tasio, que así conocen a quien es párroco del Cristo desde hace más de 20 años, fue el encargado de pregonar el inicio de las fiestas tras dos años de «ausencia, despedida, incertidumbre y miedos». 

Lo hizo ensalzando que «ser del Cristo es emoción, sentimiento, pertenencia e identidad», por lo que «aquí no se vive, se es». Un sentimiento, explicó, que surge porque este es «un barrio hecho a sí mismo a base de reivindicación, trabajo comunitario y asociativo, de organización colectiva y vecindad, para mejorar el barrio y sus vecinos».

«Esta historia ha hecho que algunas generaciones llevéis esculpido a fuego el ser del Cristo como seña de identidad y valor de calidad humana», sostuvo Anastasio González entre aplausos. 

Su pregón sirvió también para lanzar un «sincero reconocimiento» a las mujeres que jugaron un papel importante en la historia anónima del barrio a través de «la implicación y el trabajo comunitario».

«Águeda, Tasia, Rosa, Edelia, Lali, Nati... en estos nombres van los de otras y otros muchos, porque ilustran el valor de la responsabilidad colectiva, el compromiso por el bien común, el valor de ser vecino», aseveró. «Gracias a todos los hombres y mujeres que con su implicación son inspiración para la identidad de este barrio».

Cristo de la Alegría. Una de esas mujeres, historia viva del Cristo, es Gloria García, más conocida como Glori, a quien correspondió el Cristo de la Alegría de este año. «Estoy orgullosa de ser vecina de este barrio desde que nací», comenzó asegurando en su intervención quien durante décadas, desde su propia casa, vendió todo tipo de chucherías a los niños del barrio, a los que ha visto «crecer en un ambiente de libertad y sin peligro».

«Aquí, la palabra vecino va mucho más allá de ser la persona que vive al lado. Ser vecino del Cristo es pertenecer a una pequeña familia que convive día a día ayudándose», recalcó.

«Desde mi tienda he visto cómo todos juntos luchábamos por las mejoras del barrio y creábamos la asociación de vecinos para unir nuestras fuerzas», recordó Gloria García, que ensalzó cómo «todos juntos», el Cristo se convirtió en lo que es hoy cuando comenzó siendo «un pequeño barrio obrero embarrado y con casas de adobe».

Reivindicativo. Guillermo Barrios, presidente de la asociación de vecinos, fue escueto en sus intervenciones pero reivindicativo. En primer lugar, se encargó de recordar al Ayuntamiento que el solar junto al que se celebró el acto, «una jungla», es de propiedad municipal, para pasar a denunciar «el estado lamentable en el que se encuentra el barrio» aunque tras dos años de pandemia se comprometió a «enterrar el hacha de guerra».

«Lo único que queremos es volver a celebrar y disfrutar de las fiestas de Santo Toribio», aseveró Barrios, que reconoció que el programa de actos de este año es más liviano que el de otros años pero explicó la causa. «Decidimos no pedir la colaboración económica a los comercios y hosteleros del barrio; no nos parecía ético después de lo mal que lo han pasado», detalló.

Finalmente, Guillermo Barrios explicó el motivo por el que en este 2022 no hubo Cristo de la Tristeza. «Hay varias razones y una de ellas es no aumentar la colección de ellos que tiene el Ayuntamiento», sostuvo. «Hemos querido evitar el mitin de inversiones, trabajo y desarrollo para el barrio que nunca acaban de llegar», sentenció.