Mediante el convenio suscrito entre la Diputación y la Diócesis, un taller de restauración recupera patrimonio mueble de la provincia. En su recién clausurada séptima edición, con una duración de ocho meses, se actuó en 68 obras. Entre ellas, un frontal de altar del siglo XVI de la catedral que, en palabras del delegado diocesano de Patrimonio Artístico, José Luis Calvo, es el «más importante,  rico y  elegante» de la seo. Este textil ornamental de tipo litúrgico, conocido como de Los Pajarillos, representa el Paraíso, Jardín del Edén o Patria Celestial.  En él se pueden ver flores, frutos, mariposas, roleos y pájaros (algunos de ello del Nuevo Mundo).

El frontal de altar, que tras su restauración se puede ver coincidiendo con la celebración del VII Centenario de la catedral, presentaba un estado «muy inestable» de conservación consecuencia del uso, exposición, almacenaje y paso del tiempo. Así, según se explicó el viernes en la recepción de la pieza, podían observarse alteraciones de tipo físico, químico y antropológico, a lo que había que añadir varios redimensionamientos e intervenciones realizadas con el propósito de mejorar el aspecto estético del frontal, pero que eran causantes de algunas de las alteraciones que sufría, como las tensiones y abolsamientos del tejido, deformaciones y roturas.

Los restauradores detectaron en  esta bellísima pieza textil suciedad superficial e incrustada, depósitos de polvo en los bordados, deshidratación de las fibras, cera, bolsas y deformaciones por el destensado del bastidor, oxidación de los clavos, ataque biológico en el bastidor y presencia de insectos entre el forro y el bastidor de madera, roturas y pérdidas de soporte del tisú de plata, intervenciones anteriores (zurcidos, parches, sustitución de flecos, redimensionados), adhesivo sujetando el galón superior e hilos de relleno de los bordados en la parte central de la sobrefrontalera.

Pájaros que vuelven a volar - Foto: Sara MuniosgurenCuando una obra llega al taller de restauración, se sigue un estricto protocolo de actuación, que contempla, por ejemplo, la realización de la ficha técnica y el diagnóstico del estado de conservación que permita establecer los criterios de intervención para elaborar un plan de actuación.

Así, se procedió al desmontaje del frontal de su bastidor y a la eliminación de tachuelas y cintas añadidas. Después se dio paso a su limpieza con medios mecánicos, el aspirado controlado y la remoción mecánica mediante ultrasonidos, así como la eliminación de restos cerosos, también mediante ultrasonidos y papel secante con aplicación de calor.

El proceso de restauración conllevó la eliminación de intervenciones anteriores, la hidratación de fibras y corrección de deformaciones mediante la aplicación de agua micronizada y la adición de un 1% de glicerina, que favorece la hidratación y mejora la flexibilidad del tejido.

Igualmente, según explicaron los restauradores, para la limpieza de los bordados y galones metálicos del frontal se utilizaron medios mecánicos y químicos. En cuando a la consolidación y reposición de costuras, con la introducción de soportes cromáticamente compatibles, se utilizó punto de restauración en la parte inferior del frontal y en la superior del campo central, y se aplicó velo de Lyon impregnado en Aquazol® 200 al 8% en el resto ya que resultaba imposible la consolidación mediante costura dada la fragilidad del tejido. Para la sujeción de deshilados en los bordados de oro se empleó costura y,  puntualmente, metilcelulosa.

El frontal de altar, finalmente, se montó mediante punto festón en un nuevo bastidor, forrado en tela, aislado con materiales barrera y acolchado. También se realizó un  soporte híbrido de exposición y almacenaje y su correspondiente funda.