Fin de ciclo tras 30 años de fiel servicio hostelero

J. Benito Iglesias
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Bar-restaurante Duke, regentado por Manuel Rodrigues Sousa, cesa la actividad el 21 de mayo en su local de la plaza de Bigar, que adquiere la organización agraria Asaja para instalar nuevas oficinas

Fin de ciclo tras 30 años de fiel servicio hostelero - Foto: Sara Muniosguren

A veces toca darse un descanso en la vida y replantearse el futuro profesional y personal ante una situación de incertidumbre. Manuel Antonio Rodrigues Sousa -a punto de cumplir 58 años y propietario con su familia del bar-restaurante Duke desde hace tres décadas en la plaza de Bigar- ha decidido cesar la actividad en su establecimiento hostelero. Llegó a Palencia desde A Guarda (Portugal) en 1987 para trabajar de camarero en el hotel Castilla Vieja y el 5 de mayo de 1993 se embarcó en su actual negocio al traspasarlo después de 12 años su anterior dueño, Antonio Duque.

«Fue una buena oportunidad de crecer profesionalmente entonces y luego, entre medias, llegaron cinco crisis económicas en tres décadas donde hemos puesto lo mejor, incluyendo covid, postcovid y la guerra en Ucrania. Lo que viene ahora es aún peor con la inflación y los costes energéticos por las nubes», resume no sin plasmar en su rostro cierta nostalgia al dejar, de momento, un gremio que, pese a todo, le apasiona.

El motivo principal del cese llega por una oferta de compra del local que ocupa su negocio familiar, donde siempre se ha visto apoyado por Aurora, su esposa. La organización agraria Asaja buscaba un recinto para ampliar sus cercanas oficinas y en poco tiempo Manuel se decidió a venderlo. «Tenía cierta saturación laboral con horarios muy prolongados y a un precio módico llegamos a un acuerdo de venta. Llevo toda la vida en la hostelería ya que empecé a trabajar con 14 años hasta los 22 en Portugal y luego en Palencia», explica.

REPLANTEARSE EL FUTURO. El día a día y el mantener cinco empleos en el establecimiento también han influido en el parón hostelero. «No pienso en jubilarme pero sí en cambiar unos meses de vida. Para mí ha sido un reto mantener este negocio 30 años seguidos desde la cocina y la barra y pienso que ya es suficiente. También es bonito y agradecido el poder estar en contacto con la gente. La clientela es muy fiel y lo mejor que tenemos tras haber compartido experiencias agradables y logrado un espacio y reconocimiento profesional en el sector a través de un local donde cuesta más hacerlo en una zona menos céntrica», señala.

Puede ser un adiós o quizás solo un hasta luego y el veterano hostelero no cierra la puerta a nuevos proyectos. «He mamado el oficio, lo llevo viviendo muy dentro y va a ser difícil dejarlo de golpe. Es como una adición y, aunque cumplo 58 años el 27 de abril y he estado en la hostelería 44 años, no descarto nada después de tomarme unos meses de respiro profesional», expone.

Manuel Antonio Rodrigues Sousa agradece el apoyo de su familia para haber podido salir adelante. «Sin ellos no hubiera sido posible estar tanto tiempo al frente del bar-restaurante Duke», enfatiza. 

En los últimos tiempos, el devenir económico desfavorable ha conllevado cesar la actividad por una serie de circunstancias globales a nivel mundial que lastran  los negocios en numeroso sectores. «Cuesta mucho seguir adelante. Por poner dos ejemplos, en noviembre cuatro bombonas de butano costaban 53 euros, ahora mismo 70 y hace dos meses eran 80 y el saco de patatas pasó de 9 a 18 euros, lo que es una barbaridad. No pueden subir los precios constantemente, ya que si tú incrementas 10 céntimos el café el cliente te llama constantemente la atención, al igual que si subes el vino dos veces en un año, porque da la sensación de que le atracas. Entiende que todo sube pero le viene mal», arguye.

Esta dura situación animó al veterano hostelero a tomarse un respiro, ya que de  todas las crisis la última es la peor. «Me da miedo y luego está también la falta de mano de obra y que cada vez cuesta más hacer frente a los salarios. En septiembre, tras una parada de cuatro meses me plantearé qué hacer», concluye.