Buenas noticias nos sorprenden y devuelven la esperanza, incluso en estos tiempos en que las instituciones políticas están tan desprestigiadas. En estas páginas aparecieron las letras que declaraban a la Diputación de Palencia como una de las instituciones españoles que mejor y más rápidamente paga, a cinco días solo, en comparación con otras que tardan meses o periodos extenuantes a quienes aguardan recibir lo suyo. El resultado es que en muchas instituciones estatales esto hacía inviable trabajar con medianos o pequeños propietarios, aunque fueran los más adecuados para acometer una obra o procurar un determinado servicio. Hacer una inversión importante y esperar muchos meses o años para cobrarla hacía que la mayoría no pudiera aguantar ese periodo esperando a que les pagasen las deudas. Muchas son las empresas pequeñas que se han hundido en estos tiempos a causa de deudores, públicos o privados, pues tenían previstos unos ingresos, «ciertos», que nunca llegan, y mientras los empleados han de comer, la luz hay que pagarla, la calefacción, los materiales... Hasta que el proyecto empresarial se derrumba. Cuando los deudores son estatales, provinciales o, simplemente, el ayuntamiento, se convierten en grandes motores de injusticia, madrastras gubernamentales que con sus exigencias aplastan a sus «hijuelos». Basta ver los sistemas informáticos que nos obligan a mil y un requerimientos, agobiando al más paciente y sabio, cuando no funcionan bien o no se entienden, lo que sucede demasiado a menudo, dejando los administradores todo el trabajo al «cliente» o, peor, al ciudadano que se ve forzado, además, a usarlo.
A veces uno mira y encuentra rayos de esperanza, pues hay muchos asuntos cotidianos que funcionan bien en nuestro entorno, y el trabajo bien dirigido es lo que construye un mundo mejor. Trabajar bien es obligación ética y hacer chapuzas, desde los gobiernos, gravísimos males que se infligen a los subordinados, de ahí que podamos alegrarnos cuando leemos lo bueno que alrededor gozamos y cómo permite que prosperemos. No todo es invierno oscuro. La esperanza anticipa nuevas primaveras.