Segunda oportunidad

J. Benito Iglesias
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Javier Requena y Milagros Hernández son dos ejemplos de superación en la tienda de ultramarinos reabierta por Acremif, donde su discapacidad no es óbice para ofrecer sonrisas y buenos productos en su vuelta al ámbito laboral

Segunda oportunidad - Foto: Óscar Navarro

Javier Requena, que padece EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y Milagros Hernández, con tres delicadas operaciones de cerebro y secuelas de movilidad de las que se va recuperando con perseverancia, evidencian que tener una discapacidad no es un impedimento para realizarse personal y laboralmente.

Ambos se sienten muy afortunados, después de otras etapas de trabajo y un tiempo en el dique seco, de la segunda oportunidad que les brinda la vida y la Asociación Cultural y Rehabilitadora de Discapacitados Físicos (Acremif). Para ello, han aceptado el reto de ponerse la bata en una tienda de ultramarinos, reabierta tras ser muy demandada por  vecinos del barrio de la Avenida de Madrid, y ubicada en el complejo residencial de la calle Francisco Vighi.

«Cuando me determinaron el grado de discapacidad llamé a la asociación, que había dejado la actividad para personas con minusvalía en 2019 y, al retomarla, me ofrecieron trabajar en la tienda, pero dije que solo podría unas horas. Voy por las tardes, con bastones y acompañada en la calle por mis problemas de equilibrio. Nunca pensé volver a ser la misma y contar con un nuevo empleo y ahora estoy feliz al ser capaz de hacer cosas por mi misma. Necesité apoyo psicológico y mi familia ha sido clave y ha estado siempre ahí cuando decaía», relata Milagros Sánchez con emoción.

Diplomada en Ciencias Empresariales, a Milagros no le es ajena la actividad laboral que desempeña. «Antes de la operación trabajé más de un año en una panadería y, ahora, retomo algo que viví de cerca muchos años al apoyar a mi madre que regentaba una tienda de alimentación y dulces en Mieza (Salamanca). La zona de Francisco Vighi donde estamos carecía de este servicio próximo y estamos muy ilusionados en captar clientela, ofrecer productos a buen precio y seguir con un empleo que sin Acremif sería difícil tener», argumenta.

El compañero de Milagros, Javier Requena -con una enfermedad respiratoria severa- suma capacidad de superación tras acumular una dilatada experiencia como pintor, profesión que no pudo volver a ejercer. Después concluyó Derecho en la UNED, se formó como docente y dio clases hasta que la pandemia obligó a parar los cursos que impartía. 

Con nueva formación en la asociación Cocemfe, su último empleo fue el de asistente de personas con un alto grado de dependencia. Ahora la tienda de ultramarinos supone una nueva oportunidad que recibe con agrado.

 «Es difícil de explicar pero supone una alegría inmensa después de haber trabajado tantos años y ver que, por las consecuencias de la pandemia, la edad y mi limitación física por la EPOC, no encuentras empleo. Estar en la tienda supone volver a sentirme útil», enfatiza

Después de realizar el curso de asistente personal en Cocemfe y hacer prácticas, Javier recibió una llamada que le ha cambiado la vida. «Me llamó Carmen, presidenta de Acremif,  para preguntarme si estaba dispuesto a llevar una tienda de ultramarinos cerrada al tener la intención de adquirirla para convertirla en un centro especial de empleo. Me encanta ayudar a la asociación y contribuir a impulsar su sostenibilidad y el empleo para personas con discapacidad. Podemos dar un servicio a los ciudadanos y captar clientes con cercanía y vender productos a buenos precios», concluye.