Ejemplo de superación desde Husillos

Rubén Abad
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El pequeño saharaui Hamad Jalil ha abandonado temporalmente los campos de refugiados africanos para tratarse en España de una patología congénita · Reside con una familia de acogida en Husillos, donde recibe cariño y cuidados

Ejemplo de superación desde Husillos

Subsisten en medio del desierto, donde soportan temperaturas terribles y lo único que les rodea son arena y piedras. Un lugar inhóspito donde los alimentos escasean y las medicinas llegan a cuentagotas; permanecer allí es casi un milagro. A estas alturas del conflicto, cuyos orígenes se remontan a 17 de junio de 1970, no les descubrimos nada nuevo a la hora de enumerar el drama humanitario que sufren en su propia piel los saharauis que no viven, sino que sobreviven, en los campos de refugiados repartidos por el desierto africano.

Dediquen unos segundos a reflexionar y métanse ahora en la piel del drama de estas gentes, que aún ven muy lejos la resolución de un conflicto diplomático que se demora mucho más de lo deseado. Este es el caso de la familia de Hamad Jalil, un niño de apenas seis años con una patología congénita,  pie equino-varo-aducto. Y es que si las condiciones allí ya son de por sí difíciles para un adulto sano y en plenas facultades, imagínense para un niño enfermo e indefenso.

Hamad llegó a Husillos este verano al calor del programa Vacaciones en Paz, de la mano de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Castilla y León. En principio, su estancia se iba a limitar al período estival, pero al tener el diagnóstico definitivo y la propuesta de tratamiento a seguir, su  viaje a Palencia se prolongará todavía durante un tiempo. Previsiblemente, seguirá en España unos tres meses más, hasta finales de este año o principios del próximo.

El tratamiento al que tiene que someterse se denomina Método Ponseti, «menos invasivo y agresivo, pero muy largo, pesado y costoso», que consiste en la colocación de una serie de escayolas con las que se recolocan los huesos. También incluye una osteotomía, operación que se le practicó a finales de septiembre, y continuará con la colocación de más yesos durante las semanas sucesivas para seguir corrigiendo los huesos. Una vez superada esta fase, podrá tener una vida normal, aunque deberá usar una órtesis nocturna, pues el problema se puede revertir.

El periplo médico de Hamad y su familia palentina de acogida comenzó el 18 de agosto. Desde entonces, han acudido un día por semana -a veces dos- puntuales a su cita al hospital Niño Jesús de Madrid tras una consulta inicial en el río Carrión. «En Palencia fue todo muy rápidoy la derivación fue inmediata, con un volante médico con el que se les abría la oportunidad de ser tratado en el centro madrileño. «El Niño Jesús es de lo más maravilloso que te puedas encontrar en cuanto a atención y al lugar en sí, adaptado a las necesidades de los niños», señala Verónica García, su madre de acogida.

Está siendo un proceso largo, pero Hamad ha demostrado con creces ser un pequeño superhéroe que puede con todo. El esfuerzo merece la pena, pues de no tratarse el joven acabaría pisando con el tobillo. Una enfermedad que en España tiene tratamiento gracias a una sanidad pública que es la envidia de otros países, pero que en el Sáhara supondría un problema de exclusión social del menor. «La situación de los enfermos en los campos de refugiados es muy dura», resume Verónica.

En cualquier caso, los viajes semanales a Madrid suponían un fuerte desembolso económico para la familia de acogida, que ha asumido de su propio bolsillo los desplazamientos semanales en tren hasta la capital de España. No solo eso, también los 600 euros del billete de avión que le llevará de vuelta a casa una vez completado el tratamiento.

Para recaudar fondos, se organizó en Husillos una gala solidaria de circo y música en La Nave, que se completó con chocolate y dulces. Un acto «muy sencillo» que reunió a 160 personas y que da el pistoletazo de salida a otras actividades benéficas que están por venir. La primera, una concentración el día 23 que incluirá un encuentro de coches antiguos, un mercado de productos de la tierra y conciertos.

ACOGIDA EN HUSILLOS

Esta era la primera vez que Verónica y su familia se animaban a participar de forma activa en el programa de acogida temporal de saharauis, colectivo con el que ya colaboraban  animados por gente de su entorno que ya había participado en esta experiencia enriquecedora y dura al mismo tiempo. «Cuando regresan a los campamentos puede pasarles de todo, la situación política no mejora», lamentan.

Hasta que llegue ese temido momento del regreso al Sáhara, Hamad se ha integrado a la perfección entre los vecinos de Husillos, donde ya es uno más. Así, durante las últimas semanas, y pese a lidiar con las escayolas y la barrera del idioma -aprendió castellano en tiempo récord-, disfrutó de la escuela de verano y ahora está escolarizado en el colegio Padre Honorato del Val de Monzón, donde lleva la vida feliz que le corresponde a los chicos de su edad. Allí goza de una atención cercana y personalizada, una de las múltiples ventajas de la enseñanza rural.