Túnez consigue pasar a la historia, pero se queda en la orilla

Agencias
-

Wahbi Khazri. - Foto: APS

La selección de Túnez hizo historia al ganar por primera vez a Francia (1-0) el pasado miércoles, pero el triunfo tuvo un sabor agridulce porque no le permitió lograr la clasificación para los octavos de final de Qatar 2022.

Las 'águilas de Cartago' nunca habían vencido a los 'bleus'. Antes del enfrentamiento se habían medido en cuatro ocasiones, todas en partidos amistosos. El balance era de dos victorias galas, ambas en casa, y dos empates en feudo tunecino.

Y cuando por fin alcanzaron la victoria ante una Francia plagada de suplentes hasta que Didier Deschamps, con el marcador en contra, optó por sacar al campo a Kylian Mbappe, Antoine Griezmann, Adrien Rabiot y Ousmane Dembélé, no les otorgó el premio de progresar en el torneo.

Los africanos disputaban su sextó Mundial. Nunca han superado la fase de grupos. Esta vez lo hubieran hecho si Australia no hubiera vencido a Dinamarca. Los 'socceroos' arrebataron a los mediterráneos el billete para los cruces.

Pero al menos les queda el honor de haber cortado la racha de la vigente campeona, que no perdía un compromiso de la competición desde los cuartos de final de Brasil'14, ante Alemania.

Además, lo hicieron ante el fervor de un estadio, el Ciudad de la Educación, entregado. La hinchada tunecina ganaba por goleada en las gradas. Por momentos parecía el estadio de Rades donde juega sus grandes citas, y donde, sin ir más lejos, obtuvo el pasaporte para la Copa del Mundo ante Mali.

Los seguidores de las 'águilas de Cartago' pitaron La Marsellesa, el himno francés, cantaron al unísono el suyo, se entregaron a sus jugadores, protestaron atronadoramente, acciones señalizadas o no por el colegiado, pero, sobre todo, silbaron a Kylian Mbappé cuando entró al terreno de juego en la segunda parte.

Cada vez que tocó el balón, la estrella de la selección gala y del Paris Saint-Germain fue abucheado con contundencia por parte del público, en el que apenas había 5.000 aficionados galos, los cuales no podían dejarse notar.

Mientras, los jugadores del banquillo seguían por una pantalla el partido de Australia y Dinamarca y se rendían desilusionados cuando terminó el encuentro con triunfo 'aussie'.

Antoine Griezmann igualó el enfrentamiento en el tiempo de prolongación, pero el colegiado neozelandés Matthew Conger, tras consultar el vídeo, lo anuló por fuera de juego. Estalló la grada y el equipo festejó la victoria, pero con la amargura de haberse quedado a un paso de los octavos.