«El mundo urbano tiene una deuda histórica con el rural»

Jesús Hoyos
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Tejerina critica que la ministra de Transición Ecológica aún no se haya reunido con las opas a nivel nacional. Cree que hay grandes capitales a los que les interesa «tirar por tierra» su forma de producir y pide más medidas a largo plazo

«El mundo urbano tiene una deuda histórica con el rural» - Foto: Sara Muniosguren

En la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de Palencia (COAG) quieren que sus problemas se visibilicen en la manifestación de Madrid y que el mundo urbano les apoye. Su presidente, David Tejerina, pide, entre otras medidas, flexibilizar las restricciones verdes de la PAC.

¿Tenían claro que debían ir todos a una?

Sí. Y se ha acabado sumando más gente, como colectivos de mujeres del mundo rural. Todos vemos dignas estas reivindicaciones porque tenemos problemas comunes, no exclusivos del sector agroganadero. Todos damos vida a los pueblos. Al final, ha sido juntarse todos para hacer fuerza de cara a la sociedad y mostrar nuestro descontento. Creo que va a ser la manifestación más grande conocida en la historia. Se habla de 200.000 personas y será histórico. Queremos que se visualice y la gente del mundo urbano nos apoye y se sume. Además, creo que tiene una deuda histórica con el mundo rural. Todos hemos salido de ahí, abandonamos los pueblos para ir a las grandes industrias de las ciudades y tener la sociedad que tenemos hoy. Ahora toca apoyar en esta difícil situación.

Esa afluencia tendrá su repercusión

Totalmente. Nosotros pedimos que haya más diálogo. Parece mentira que a día de hoy la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, no se haya reunido con las opas a nivel nacional. Con Planas sí hay diálogo, pero no es fluido. Muchas veces vamos de oyentes y nos dice lo que va a hacer. No hay recepción de nuestras posturas, que son muy dignas y no son atendidas. 

La principal reclamación es la regulación de los costes de producción. Hablamos de subidas del 100 o 150% en luz, fertilizantes o piensos. No se pueden dejar los mercados al libre albedrío porque nos vamos a la ruina. La Ley de Cadena Alimentaria es importante para no trabajar a pérdidas. Pensábamos que sería un punto de inflexión para que las cosas fueran mejor, pero no se está cumpliendo. No se firman contratos porque obligan a una serie de normas y precios. También por eso entendemos a los transportistas y su problema con los combustibles.

Tras el parón de la pandemia, retomamos las reivindicaciones con más fuerza si cabe porque la situación es todavía peor, en parte por la guerra de Ucrania. Cuando nos falta un país proveedor de materias primas, es un caos. Por eso se ha pedido mayor almacenamiento y estocajes logísticos para no quedarnos desabastecidos en estos momentos puntuales con la alimentación animal, por ejemplo.

El conflicto ha disparado los precios

Ha provocado subida del precio de materias primas, como maíz, trigo y torta de girasol. A raíz del embargo y veto ruso, de los combustibles y los fertilizantes. La mitad de estos últimos venían de allí. El agricultor puede optar por tirar menos o hacer menos pasadas, pero el ganadero tiene que dar de comer a sus animales y no puede repercutir esos aumentos. Son costes que debe asumir y el sector ganadero es el que más va a sufrir. 

A nivel nacional se propuso al ministro Planas que se trajeran de urgencia materias primas desde países como Argentina o Estados Unidos, que no cumplen las mismas normativas. Nos consta que se hicieron llamadas y vienen barcos desde allí. 

¿Qué otras medidas urgentes se necesitan en el sector?

De cara a Europa, pedimos que se flexibilice la próxima PAC. No tiene sentido que seamos más papistas que el papa en medidas medioambientales y que luego nos toque comprar productos en países donde pueden tirar todo tipo de pesticidas y herbicidas que aquí no están autorizados. Pedimos que se puedan sembrar tierras de barbecho. Es decir, que se aparquen un poco las restricciones verdes a la hora de producir porque lo que prima es que se pueda dar de comer a la población. Para eso se creó la PAC, para dar alimentos sanos a precios asequibles. No estamos en la línea de lo segundo.

De las crisis se aprende

Sí. Un país debe tener soberanía alimentaria. Esta crisis nos va a demostrar que eso está en tela de juicio por la posible escasez. Históricamente, las revueltas empiezan por la falta de alimento. Es algo peligroso y hay que tenerlo controlado. Sería un caos.

Las medidas frente a la sequía se aprobaron hace pocos días

Sí, pero no son suficientes. Llegan tarde y se deben tomar a largo plazo. La capacidad de almacenar agua debe ser potenciada al máximo. Las sequías y el cambio climático han venido para quedarse. Hay que ser un loco para no reconocerlo. Hay que tomar medidas audaces y no tener miedo a hacer nuevos pantanos, recargar los acuíferos y potenciar la utilización de aguas residuales. Creo que los caudales ecológicos son suficientes y no es necesario incrementarlos en detrimento del agua que se puede utilizar para la agricultura y la ganadería. En ese sentido, hay que potenciar los nuevos regadíos. Tenemos que hacer nuestros deberes y regar a manta se tiene que acabar. Hay dos actividades que fijan población rural: la ganadería y los regadíos. Y estos también están muy afectados por el coste de la luz. 

¿Cuál debe ser la labor de concienciación de los sectores rurales?

Si desaparece el mundo rural, perdemos nuestras raíces y tradiciones y el patrimonio histórico de muchos pueblos. Tratamos de concienciar al urbanita de que somos esenciales y lo hemos demostrado dando la cara durante la pandemia. Producir alimentos de máxima calidad es lo que mejor sabemos hacer. Somos parte esencial de la sociedad; si desaparecemos los pobladores del mundo rural, no se puede vivir. Algunos piensan que sin nosotros la naturaleza se mantiene por sí sola: la cuidamos, prevenimos incendios, somos los jardineros que mantenemos el paisaje verde. Eso debe calar en la sociedad y apostar por el sector agroganadero. Hay grandes capitales que trabajan en alimentos sintéticos a los que les interesa tirar por tierra nuestra forma natural de producir. Recogemos el CO2 de la atmósfera con nuestros cultivos y eso tiene importancia, pero lo que cala es lo que dicen otros.