Antonio Robledo, el último barbero

Alfonso Santamaría Díez
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El decano de los peluqueros de la capital y provincia lleva 64 de sus 78 años ejerciendo el noble oficio, la mayoría de ellos en la calle María de Molina

Antonio Robledo, el último barbero - Foto: Óscar Navarro

En Palencia, en la calle María de Molina, casi en la esquina con la avenida Modesto Lafuente, se encuentra la Peluquería Robledo, regentada por Antonio Robledo Gómez, maestro del oficio, decano de los barberos y peluqueros de Palencia y provincia. Voy, donde Robledo, a cortarme el pelo, a que me lo arregle, como él dice; y así lo lleva haciendo más de 64 de sus 78 años de vida. Desde hace mucho tiempo tengo el placer de ponerme en manos de un maestro, un catedrático de los cabellos, el peluquero emérito, el más conocido. Antonio empezó en el año 59 cotizar a la Seguridad Social y muy pocos autónomos cotizaron tanto tiempo como el que lleva el maestro de los pelos. Se me hace extraño ver a Antonio con mascarilla y jamás pensé contemplar a mi peluquero con semejante protección. Se encontró de lleno con la pandemia, arresto domiciliario obligado, para una persona que no estaba acostumbrada a estar tantas horas en casa, sin nada que hacer, echando continuamente de menos a sus hijos, los clientes. 

Volvió a su peluquería cuando lo autorizaron a volver, pero su trabajo se vio transformado: mascarilla, gel y mucho cuidado. Su válvula de escape podía ser factor de alto riesgo para Robledo, por su edad. Muy a su pesar, el de sus hijos, y el de la mayoría de sus clientes, Robledo cerrará su peluquería este año.  

Goza el peluquero, a pesar de su edad, 78 años, de un portentoso estado de forma. Sus prodigiosas manos han acariciado los cabellos de miles de palentinos y siempre demostró una impecable destreza en el manejo de tijera y navaja. Posee un don especial para deslizar el peine por la cabellera. Su maestría le permite dar un suave toque al cliente en la cabeza, para que rote la testa, y este toque de muleta se convierte en faena prodigiosa. Ver a Robledo en acción es un espectáculo, en el que se disfruta de su impresionante dominio de la tijera, capaz de realizar la faena sin moverse. Sus pies se quedan clavados en el suelo, como los del torero José Tomás. Rodea con cintura el soporte circular de la silla de afeitar y la magia inunda todo lo que toca el artista. ¡Eres único, maestro Robledo, el prodigioso torero de los cabellos, tiene merecido un reconocimiento a su labor, popularidad y buen hacer. A pesar de ser muy conocido en Palencia, nunca se le valoró lo suficiente, ni se reconoció su figura. En mucho tiempo tan solo la periodista Laura Lombraña lo entrevistó en La 8 de Palencia. Hoy, lo hago yo, porque un maestro como Robledo, merece salir a hombros y por la puerta grande.

Antonio Robledo, el último barberoAntonio Robledo, el último barbero - Foto: Óscar NavarroNatural de Cervera.

Antonio Robledo Gómez nació en Cervera de Pisuerga en el seno de una familia humilde, tanto que su padre era minero, y murió a los 50 años de silicosis profunda, dejando ocho hijos, de los que dos murieron a temprana edad. El peluquero, el pequeño de los hermanos, perdió a su madre con solo cinco años. Realizó los estudios primarios en el colegio público La villa de Cervera; pero pronto se vio obligado a dejar la escuela porque desde muy joven tuvo que ayudar a sus abuelos, al morir sus padres. Su abuelo lo llevaba, con ocho años, a los prados y laderas a echar de comer a las vacas. 

Tiempos duros en la Montaña Palentina, inviernos de aislamiento, con la sola compañía de los animales. El hogar era la trébede, nunca faltaba leña y el puchero siempre estaba al amor de la lumbre. Pero Antonio en Cervera no tenía futuro y su hermana decidió que viniera a vivir con ella a la capital. Llegó a Palencia con 12 años, donde su hermana Amparo estaba casada con Casimiro Sahormil Carreño, con peluquería en la calle Teniente Velasco. Hermana y cuñado criaron a Antonio, que como no quería estudiar, empezó a trabajar como aprendiz en la fábrica de la Panadería La Flor y después Panadería Campillo y, finalmente en el año 66, en el obrador de la Panadería San Francisco. En ese año estuvo once meses en Alemania en una prestigiosa fábrica de válvulas para coches. Volvió a España y su cuñado Casimiro lo recuperó para el oficio, espabilado alumno, que a los 14 años ya afeitaba, y a los 16 cortaba el pelo, causando admiración por aquel entonces. Consiguió trabajo de peluquero, con la categoría de oficial, en la peluquería de Florencio Guardo, en la avenida de Valladolid. 

Robledo se casó cuando dejó la panadería de San Francisco con su novia de toda la vida, Teyina, con quien tuvo cuatro hijos y vivió muy feliz. Los fines de semana el matrimonio disfrutaba de sus hijos, los llevaban a la montaña, a la zona de Cervera o Piedrasluengas. También iban a esquiar y enseñó este deporte a sus hijos. En Hontoria de Cerrato posee una bodega, donde tenían lugar todas las celebraciones familiares, y en esta población cerrateña aprendieron sus niños a andar en bicicleta. Cuando sus hijos se independizaron, el matrimonio Robledo salía los sábados y domingos con amigos y jugaban a las cartas en el bar Quijote, su lugar preferido para esta actividad lúdica. En verano, en su apartamento de Cervera pasaban las vacaciones y las tardes del sábado y el domingo, mientras que, en invierno, gustaba Antonio de ir a esquiar, preferentemente a San Isidro. Muchos recuerdos y felicidad en compañía de su mujer e hijos, hasta hace casi cuatro años, cuando, lamentablemente, se produjo el fallecimiento de su esposa.  

Antonio Robledo, el último barberoAntonio Robledo, el último barbero 

Gran pérdida de su esposa

Cuando a Antonio le faltó su mujer lo perdió todo, su amparo, su refugio, su apoyo, ya que con ella iba Antonio a todos lados. Notó mucho su falta, lo pasó mal, y purgó sus penas en la peluquería. Allí se olvidaba de su querida Teyina, pero cuando iba a casa, al abrir la puerta lo volvía a pasar mal, muy mal. Los hijos lo arroparon como buenamente pudieron, pero él estaba acostumbrado a vivir en su casa.

Su hijo mayor regenta una peluquería en la calle Las Monjas; el segundo, es titulado en Educación, y trabaja como coordinador en el Carrefour de Salamanca; y el tercer hijo de Robledo da clases en el Centro de Formación del Profesorado e Innovación Educativa (CFIE), dependiente de la Junta en la capital. Su hija trabaja en la factoría Fasa en  Villamuriel de Cerrato. 

 Un gran tipo Antonio Robledo, el barbero peluquero, no solo de barrio, sino conocido en todo Palencia, por su gran oficio, casta y tronío. Dede luego, se le echará mucho de menos, cuando después de varias décadas se cierre su local de María de Molina. ¡¡Qué pena¡¡. 

Los pinitos en el ciclismo con su amigo Santiago Amor y el boxeo

Interesante es la vida del peluquero Robledo, gran deportista en varias disciplinas y prematuro esquiador. En el año 56 ya esquiaba con albarcas acopladas a los esquís en su Montaña Palentina de origen, para desplazarse por las laderas y los prados. Hizo sus pinitos en el ciclismo, y tuvo bici de carrera, entrenando con su amigo Santiago Amor. Entonces el barbero palentino tenía ya 16 años, y Amor 14. Santiago tuvo más futuro dentro del mundo del ciclismo y Robledo se decantó por el boxeo, ya que en Palencia había mucha afición a los guantes. 

Compartió Robledo sus madrugadas de panadero, con sus duros entrenamientos en el monte El Viejo, donde subía en bicicleta, después de trabajar. quería ser un buen boxeador y en el monte se preparaba para el combate CON duras carreras, agotadores entrenamientos, que lo convirtieron en un boxeador muy estilista, y buen pegador, en aquella época en la que Zorrilla, Tatono, El Cue, y al Chapa eran las figuras palentinas. Con los años, Antonio, dejó de ser esparrin, y sacó el título de entrenador. Ángel Blanco y José Luis del Barrio recibieron sus enseñanzas, cuando era presidente de la Federación Palentina de Boxeo Salagre y después mi vecino Manuel Acero.