Hoy volverán a sonar los petardos en Guardo con motivo de la celebración de Santa Bárbara, imagen a la que en el municipio -y en el resto de la cuenca por extensión- se le tiene gran cariño y devoción al tratarse de la patrona de dos motores económicos que fueron santo y seña de la localidad durante décadas: las minas de carbón y la industria electroquímica. De esta última se cumplen este año 80 desde que comenzó la construcción de la planta de Explosivos y 15 de su cierre definitivo, aunque su espíritu se mantiene vivo de alguna forma en el polígono industrial de Erkimia, que se levanta sobre gran parte de los terrenos de lo que en otros tiempos fue uno de los complejos fabriles del sector punteros en España.
Allí se mantiene al pie del cañón una veintena de pequeñas y medianas empresas que dan empleo a unas 150 personas -un volumen similar al que tuvo Erkimia a finales de los 90-, según los datos aportados a Diario Palentino por el Ayuntamiento. Entre ellas destacan, por volumen de negocio, la planta de reciclado de neumáticos de Renecal, las instalaciones de revalorización de cenizas de Eugenio Álvarez del Collado (EAC), el transportista Transblan, Excavaciones Albino Santos, la fábrica de muebles de cocina Disenove, las constructoras Guardo 98 y Fernández Espinosa, el taller mecánico CMM, el proveedor de materiales de construcción Blancosil, el estudio de diseño Promail, Piensos Canseco, Invesguardo, Tragsa, Forjas Euma y Encofrados San Abelardo, amén de ebanistas, carpinteros, fontaneros, marmolista y un centro de revalorización de cableado.
Se trata de instalaciones que fueron ocupando, de manera progresiva, los espacios que iba dejando libres Explosivos a medida que reducía su tamaño y avanzaba el proceso de desmantelamiento. A modo de ejemplo, parte de Blancosil ocupó el edificio de las antiguas oficinas y Renecal se levanta sobre el lugar en el que se ubicaban los hornos de cal.
Estado actual del edificio central de la antigua fábrica de Explosivos. En total, y según las estimaciones del divulgador científico y gerente de la empresa Arbotante Patrimonio e Innovación, Alejandro Polanco, se mantiene con una nueva actividad «entre el 60 y el 70 por ciento» del terreno de lo que fue Explosivos, que ocupaba una superficie aproximada de 500.000 metros cuadrados de suelo industrial: 1.000 de largo por 500 de ancho. «Las compañías se iban asentando en el polígono según llegaban en varias oleadas», explica Polanco, quien detalla que primero se facilitó la puesta en funcionamiento de un Centro de Empresas para dar cobijo a los empleados que declinaron abandonar Guardo tras los progresivos cierres y, ya en los noventa, comenzaron a venderse las distintas naves que se salvaron de la demolición.
APUESTA POR LA TIERRA
Una de las compañías que apuestan por Explosivos es EAC, que en la actualidad da empleo a cuarenta personas. Una empresa con más de sesenta años de frenética actividad, vinculada a lo largo de su historia a la central térmica de la vecina localidad de Velilla del Río Carrión, que ha instalado en el polígono su planta de revalorización de cenizas en lo que antaño fueron las naves de Latones del Carrión. Un proyecto puntero que también se desarrolla en Lada (Asturias).
Planta de revalorización de cenizas y flota de camiones de EAC.«La pequeña y mediana empresa es muy importante en un pueblo como Guardo. Cuantas más haya y mejor les vaya a estas industrias, mejor será para todos», afirma su gerente, Fernando Álvarez, quien asegura que al frente de estas pymes se encuentra «gente de la localidad que ha apostado por su tierra». Apunta, asimismo, que el polígono cuenta con todos los servicios, y reconoce que el Ayuntamiento no ha puesto nunca impedimento alguno a su desarrollo, aunque si tuviera que ponerle un pero serían los accesos desde la carretera, la autonómica CL-626. Y es que considera que estos son algo «complicados» para vehículos pesados, fruto de ese reciclaje del que fueron objeto a las viejas instalaciones de Explosivos y al barrio que las alberga.
Respecto a la actividad en el polígono, la presidenta de la Asociación de Empresarios y Profesionales (AEP) de Guardo, Vicky Alonso, pone en valor el papel de las pymes en el medio rural. «Los pequeños empresarios dan vida, ambiente, empleo y una relación de cercanía que nada tiene que ver con lo que ocurre en las ciudades», expone. Asimismo, subraya que el tejido empresarial contribuye, además, a que haya «más seguridad en las calles manteniéndolas limpias e iluminadas».
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