Acción de gracias con siglos de historia

César Ceinos
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La catedral, inmersa en la exposición 'Renacer', deja paso a la capilla de San Bernabé, que acoge mañana el voto de villa por la ausencia de daños por el terremoto de 1755

Iglesia de San Miguel, la más damnificada de la capital por el seísmo - Foto: Óscar Navarro

La capital palentina renovará mañana con una misa su voto de villa por salir prácticamente indemne del brutal terremoto de Lisboa, que ocurrió durante la mañana del día de Todos los Santos del año 1755. 

Esta celebración tendrá lugar a las13 horas en la capilla de San Bernabé, ya que la catedral, el templo habitual de esta cita, está ocupada hasta el próximo 11 de diciembre por Renacer, la exposición conmemorativa del séptimo centenario de la colocación de la primera piedra de la seo.

Se trata de una tradición religiosa palentina que hunde sus raíces en las jornadas posteriores al seísmo, según recoge Rafael Martínez González en su artículo Palencia y el terremoto de Lisboa, que está disponible íntegramente en Internet. En concreto, en la sesión municipal del 5 de noviembre de aquel año, uno de los regidores perpetuos de la ciudad, Manuel de Solórzano, informó de la invitación del cabildo catedralicio a la ciudad para asistir a un acto de acción de gracias «por no haber ocurrido desgracias algunas en el pueblo por el grave e inesperado temblor de tierra»

Este seísmo, que arrasó la principal ciudad portuguesa (de ahí su nombre), también se notó en el resto de la Península Ibérica, aunque en Palencia no hubo que lamentar víctimas mortales. En cambio, sí que se produjeron desperfectos en algunos edificios, principalmente los más altos de la ciudad. Solórzano explicó en el Ayuntamiento que «cayeron chinarros de la catedral y se movieron las sillas del coro». Además, aseguró que las aguas del Carrión se salieron de su cauce.

Pero la peor parte se la llevó la iglesia de San Miguel. «Lo soberbio y espantoso de tal temblor» dañó su torre, que no se cayó, pero quedó en una situación de amenaza de ruina. Así lo avalaron algún maestro de obra y arquitecto. De hecho, Martínez González deja abierta la posibilidad de que fuera ese el motivo principal para que el elemento más destacado del edificio se cinchara posteriormente. Asimismo, considera que la ausencia de grandes torres en Palencia evitó mayores incidentes.

Asimismo, el franciscano Luis Diez Elices aseguró que en la iglesia de San Lázaro se cayó el yesón de la bóveda con la mala fortuna de «quebrar el pie» a una anciana.

EN LA PROVINCIA. En pueblos pertenecientes hoy a la provincia de Palencia se registraron también sucesos vinculados al seísmo. Según el libro Los efectos enEspaña del terremoto de Lisboa, que lleva la firma de José Manuel Martínez Solares (y se puede leer libremente a través de la página web del Instituto Geográfico Nacional), el terremoto en Ampudia dejó daños por valor de 30.000 reales. El movimiento de la tierra se sintió de «cuatro a cinco minutos» y provocó la caída de la parte más alta de la colegiata de San Miguel. Concretamente, se desprendió en dos trozos una de las pirámides que adornaban la torre, el más grande de unas 40 arrobas, después de que se produjeran dos grandes brechas en el tejado. Esto hizo, además, que colapsara uno de los tirantes de la bóveda del coro.

En Dueñas, la iglesia parroquial estaba apuntalada por estar reedificándose alguna de las bóvedas y, ante el terremoto, hubo una fuga tumultuaria que «pudo ser muy desgraciada», aunque finalmente no sucedió nada grave. Por la ausencia de malas noticias dieron gracias a «la providencia divina». Eso sí, en esta localidad destacaron que «las aguas se enturbiaron» y las de un pozo se mantuvieron de esta manera durante bastante tiempo. 

En Baltanás, todo el vecindario o la mayor parte del mismo tuvo conocimiento del terremoto y se notó en la iglesia, aunque no hubo ningún daño concreto. A unos kilómetros de la capital, enBaños de Cerrato, el temblor solo causó una hendidura en los arcos torales de la iglesia parroquial, en el camarín de Nuestra Señora de laEncina y en algunas casas particulares. Tampoco hubo «ruina ni fatalidad alguna» en Paredes de Nava, al igual que en otros puntos de la geografía provincial comoTorquemada o Villada. No obstante, desde esta última localidad aseguraron que el ganado de labranza de una granja embraveció, rompió los ronzales e hizo otras demostraciones de furor quince minutos antes de que se sintiese el seísmo.

El estudio de Martínez Solares recoge también que el terremoto en Becerril de Campos se notó con más impresión en los templos, pero que no ocasionó ruina ni desgracia alguna. En Carrión de los Condes, el seísmo, por su parte, «no causó daño, estrago ni ruina» y  a las personas que lo vivieron únicamente les pareció «por la novedad» un accidente, si bien el susto no se lo quitó nadie.