Los mascaritos de Aguilar

Rubén Abad
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INCLUYE VÍDEO | El oso, el aligui, la vejanera o el ciego son algunos de los personajes que participan en esta fiesta que esconde sus orígenes en rituales paganos. Participa en la celebración medio centenar de vecinos de la villa

Los mascaritos de Aguilar

La Asociación de Amigos del Patrimonio de Aguilar de Campoo (ARCO) es un colectivo volcado no solo en la promoción y puesta en valor del rico y valioso legado artístico y cultural que atesora la comarca, también de la recuperación de las tradiciones más ancestrales de la villa. Este es el caso de los zamarrones y mascaritos, que este fin de semana recorrieron las calles de la localidad gracias a la implicación de 45 aguilarenses involucrados con su pasado. Personajes de la cultura popular de la Montaña Palentina que ARCO recuperó para Aguilar en 2017 tras un largo trabajo de investigación y entrevistas con los vecinos de más edad, una labor nada sencilla al tratarse de una fiesta pagana que fue silenciada durante el Franquismo. 


Desde entonces, se realiza el rito pagano tal y como se llevaba a cabo en épocas pretéritas en el norte de la provincia. No solo en Aguilar, también en otros pueblos como Velilla del Río Carrión -donde la figura del zamarrón es el gran protagonista del Carnaval- y Guardo, donde también lo han recuperado. Este comienza con la reunión de los participantes, que desayunan para reponer energías y se visten con los trajes para, posteriormente, completar su recorrido por los barrios históricos de la villa recogiendo el aguinaldo de los vecinos. 


Finalmente, todos los personajes se reúnen en la plaza de España, donde se representa la comedia del Doctor Bombasi y se da lectura de las coplas, el manteo del pelele y su posterior quema. Este último representa algo que durante el año haya sido significativamente molesto para los habitantes, en esta ocasión los proyectos de aerogeneradores que planean sobre este territorio. Una vez realizado el ritual, los  grupos realizan un pasacalles antes de poner fin a la fiesta en una reunión donde dan cuenta de todo aquello que ha tenido a bien el pueblo darles.


Algunos personajes a destacar de esta fiesta son el oso, en el que se representa todo lo malo que había ocurrido durante el invierno; el aligui, que ofrecía a los niños un higo; o la vejanera, una anciana que asusta a los niños que se portan mal o no comen. Igual de importante es también el ciego, al que se vinculan las coplas.


Todos ellos vestidos con trajes muy rudimentarios confeccionados a base de pieles, andrajos, elementos de la naturaleza, trozos de papel y cencerros a imagen y semejanza de como lo hacían los mozos del pueblo y la gente que trabajaba el campo.


PROTECCIÓN BIC

La fiesta pagana aguilarense pone en valor el patrimonio inmaterial de la provincia, que recientemente recibía de manos de la Junta de Castilla y León la distinción como Bien de Interés Cultural (BIC).


La transmisión oral, la identidad de los miembros de una colectividad, las acciones que se representan, los personajes que intervienen, la indumentaria y objetos utilizados, la música, los sonidos, el espacio en el que se desarrollan, el marco temporal, el protagonismo de la comunidad, la diversidad de símbolos y significados, la pervivencia a lo largo de la historia y la vitalidad actual, hacen de estos festejos «unas manifestaciones culturales de alto valor patrimonial», sostiene la Dirección General de Patrimonio Cultural.