Ilia Galán

Ilia Galán


Renacer y Renacimientos

15/11/2021

Demasiadas noticias feas y futuros inciertos, nubarrones gélidos en nuestras almas amenazan el camino de nuestros pasos temblorosos con estos tiempos. Diez personas se quitan cada día la vida en nuestro país, al año supone el doble de las que mueren por accidentes. Los suicidios entre jóvenes aumentaron escandalosamente. No ver salida, mirar un horizonte cada vez más cerrado y horrendo empuja las almas al abismo de la desesperación.
Sin embargo, también hay buenas y hermosas noticias que permiten mirar con ilusión, clave para la acción, pues sin ilusión difícil es movernos y apostar por algo. «Campos del Renacimiento» se convierte en nuevo referente turístico, con diez mil visitas solo en el puente de Todos los Santos, llenando de admiraciones Becerril, Paredes, Cisneros o Fuentes. El museo empieza a ser centro de atracción a gentes de lejanos lugares, visitando las maravillosas obras artísticas de cinco iglesias singulares, maravillosas, que esconden tesoros de Juan de Juni o Pedro Berruguete, entre otros muchos. Desde todas partes de España llegan a nuestras tierras, aquí pernoctan, comen, alaban lo bueno que ellas muestran. Valladolid, León, Madrid envían sus mesnadas, como también cántabros y vascones llegan; también de lejanos extranjeros, como México, Argentina, Polonia o Japón, envían visitadores, y desde otras fronteras. Solo han pasado cinco meses desde que comenzó esta iniciativa. El medio rural así se fortalece y nuevas oportunidades laborales aparecen. El Renacimiento en España fue muy importante, y nosotros tenemos de ello buena muestra. Desde el obispo de Palencia, Manuel Herrero, hasta la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén, lo celebran pues es un bien para todas nuestras tierras que lo mejor de la fe cristiana en arte, en aquellos tiempos, nos muestra. Ojalá las iglesias no se conviertan solo en museos y sigan siendo templos donde la esperanza se encienda, donde la confianza en Dios haga retornar la paz a los corazones, luz en nuestra penumbra, donde el amor crezca, a uno mismo y a los demás, pues si Dios ama hemos de amarnos y también nuestras hermosas creaciones.