Dispensadores que salvan vidas

Rubén Abad
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El pastillero individualizado ayuda a las personas mayores polimedicadas a seguir el tratamiento sin errores en dosis o medicinas, lo que mejora notablemente su estado de salud

Dispensadores que salvan vidas - Foto: Juan Mellado

Cuatro pastillas con el primer café de la mañana en la toma del desayuno, otras tres a la hora de la comida con un buen vaso de agua y siete más con una infusión de menta poleo al caer la noche. Esa es la rutina a la que se ha habituado María Luisa Macho, una de las 48 usuarias en la provincia que se han adherido al servicio de dispensación personalizada de medicamentos en el medio rural que impulsan el Colegio Oficial de Farmacéuticos (COF) de Palencia y la Diputación.


A sus 80 años, esta palentina «nacida y criada» en la localidad de Monzón de Campos, donde ha vivido toda su vida a excepción de un período de once años que residió en Madrid, solo encuentra ventajas en este programa que define como «muy cómodo y útil» a la hora de seguir la pauta de medicación, sobre todo para las personas mayores como ella que toman mucha medicación. Y es que las 14 pastillas diarias que le ha recetado el médico, 98 semanales, hacen bastante complicado y tedioso seguir el tratamiento.


Tanto es así que llegó un momento en que dejó los fármacos, por lo que su salud se resintió y surgieron entonces problemas de corazón de los que ya está recuperada. Fue el momento de cambiar el chip y de retomar su medicación, ahora ya de manera más ordenada y controlada. 


Se sumó entonces al servicio y su salud mejoró de forma notable. «Desde que me uní al sistema sigo el tratamiento estupendamente, es muy sencillo y cómodo», afirma la usuaria, que recoge su blíster todos los viernes o sábados para estrenar la nueva tableta desde el lunes siguiente.


Tan de su agrado es el proyecto que se lo recomienda a todos los palentinos polimedicados, por la tranquilidad que da a los propios pacientes y a sus familiares saber que la medicación se está tomando de la forma adecuada, y no hay ni excesos ni defectos en los fármacos que se ingieren ni en las dosis de los mismos.


Reconoce, asimismo, que la farmacia «se encarga de todo» y le pone «muchas facilidades» para seguir el tratamiento. «No se me olvida nunca tomar las pastillas porque solo tengo que abrir el compartimento correspondiente y tomar las que allí me haya colocado la farmacia», subraya.


La farmacéutica que se encarga de la medicación de María Luisa Macho es Virginia Calvete, del propio Monzón. La octogenaria es una de los cuatro usuarios a los que prepara el blíster con sus medicamentos y espera que el número aumente en los próximos meses a medida que el proyecto avance y sea más conocido por los palentinos que residen en el medio rural.

 

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