El cangrejo como afición

David Herrero (ICAL)
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Esta modalidad de pesca cobra cada año más adeptos, entre otras cosas porque permite su práctica durante una prolongada temporada de seis meses, entre junio y diciembre

El cangrejo como afición - Foto: Bragimo

Reteles, cebo, horquilla y Lucas, su pequeño perro, forman parte del equipo de Jesús Ángel de Celis, un aficionado palentino a la pesca de cangrejos en el Canal de Castilla, que lleva practicando este hobby apegado a la naturaleza cerca de cuatro años tras jubilarse y buscar nuevas ocupaciones. 

Recuerda sus primeros contactos con los cangrejos durante su infancia en el norte de la provincia y explica en declaraciones a la Agencia Ical que la actividad se lleva a cabo con un retel, que es una red sujeta, actualmente, a dos aros de diverso tamaño con peso en la parte inferior para que baje hasta el fondo del medio acuático, al que se añade un cebo. 

A través de una horquilla moderna o un palo y una cuerda que une a la red se saca el retel lleno o vacío, ya sea de la variedad roja o del cangrejo señal, según la suerte o la zona elegida.

El cangrejo como aficiónEl cangrejo como afición - Foto: Bragimo«Es muy sencillo y no se necesita una gran preparación física, al igual que no requiere un gran desembolso en el material», explica. Afirma que pesca normalmente en el Canal de Castilla, aunque también hay cangrejos en el río Carrión a su paso por la capital, pero, particularmente, no lo recomienda por su suciedad y otras particularidades. 

«El Canal tiene agua limpia y prefiero pescar ahí, porque siempre voy con mi perrito y hay menos gente. Si cojo unos cangrejos bien, pero si ocurre lo contrario me leo un libro y paso la mañana o la tarde», añade.

Normativa autonómica. En Castilla y León es necesario disponer de una licencia para la pesca de cangrejos emitida por la Junta, por un valor máximo de 15 euros, la cual es válida para todo un año, con una temporada en la Comunidad que discurre entre el 1 de junio y el 31 de diciembre.

Según la normativa autonómica no hay límite de reteles, los cuales tienen que estar identificados con una tarjeta que contenga los datos del pescador, por lo que hay días que Jesús Ángel de Celis pone ocho, pero, en ocasiones, aumentan hasta los quince. 

«Depende de las ganas y de la zona en la que esté», comenta. No obstante, señala a la Agencia Ical que existe un límite de espacio ocupado, con un total de 100 metros para cada pescador y diez metros con el compañero colindante. Además, los cangrejos pueden llevarse vivos al domicilio.

Aclara que no está limitado el número de cangrejos ni el tamaño, como ocurría hace muchos años. «Estamos obligados a retirar todo lo que salga en los reteles y no se puede devolver al agua nada, ya que parece ser que hay mucha cantidad», apunta. Aun así, reconoce que todo va por barrios y depende de las zonas elegidas para la pesca.

«Hay lugares en los que hay muchos cangrejos, pero también otras ubicaciones en las que se encuentran menos o ninguno. Los cangrejos se mueven mucho menos que los de antaño y no se desplazan tanto en el agua», asevera a la Agencia Ical el aficionado palentino.