La Cofradía de la Santa Vera Cruz de Carrión de los Condes abre la ermita de la Cruz durante la Semana Santa, respetando todas las medidas de protección sanitarias.  Durante estos días, los cofrades han vestido con sus mantos bordados en oro los pasos que se conservan en la sede de la cofradía, se han limpiado y decorando con flores  -llevadas por muchos devotos-.

El prior de la Cofradía, Javier Villafruela, señala que la pandemia hace que, por segundo año consecutivo, no se pueda salir en procesión, ni que se han podido subastar los pasos, pero sí que ha querido la cofradía que la gente y los devotos puedan ver las imágenes y  rezar ante ellas. 

Mucha devoción se tiene a Nuestra Señora de los Dolores,  una talla anónima del siglo XVI. Lleva un preciso manto negro bordado en oro realizado por las monjas carmelitas de Carrión, un regalo de una cofrade y devota que falleció este año. También la Virgen de la Soledad, una talla de 1895 del palentino Mariano Lantada, donada por los benefactores de Carrión, el matrimonio Celestina Fernández y  Santiago Delgado. 

También se puede ver Los azotes o Cristo atado la columna, una magnífica talla que data de 1739 del escultor  Melchor García que fue restaurada en el año 2020 por el taller conveniado por el Obispado y la Diputación.

El Cristo Nazareno (1730) y El Cristo Yacente  o El Santo Sepulcro (1650) también se pueden ver en esta ermita, así como el primer paso con que contó la provincia del Descendimiento (Olot 1947), La Oración del Huerto (1966), La Borriquilla y Las Angustias (1600).                     Por último, en este recorrido, presidiendo el altar principal de la ermita está el Cristo Crucificado -titular de la cofradía-,  traído de México.

 La apertura de la ermita es también una oportunidad para poder ver el Salón de la Cruz, un espacio  donde se conserva un interesante artesonado del siglo XVII, y restos de la antigua sinagoga junto con el patio de entrada.