A solo cinco centímetros

Carlos H. Sanz
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La elevada velocidad a la que circulan los coches por la calle de Tirso de Molina, en el Ave María, enfada a los vecinos después de que el sábado un coche casi atropellara a un niño

A solo cinco centímetros - Foto: Óscar Navarro

A cinco centímetros. Esa es la distancia a la que paró de su hijo de seis años un coche el pasado sábado en la calle Tirso de Molina, en el barrio del Ave María. Lo cuenta enfadado el padre del menor, Abraham Jiménez, todavía con el susto en el cuerpo de ver cómo un coche rozó el aire que respira su vástago mientras cruzaba por el paso de cebra.

«Es la segunda vez que ocurre algo parecido. Llevo más de un año reclamando al Ayuntamiento que tome alguna medida para que los vehículos reduzcan la velocidad pero solo tengo buenas palabras y ni han venido a verlo. ¿Y si hubieran atropellado a mi hijo», se pregunta este padre.

La calle Tirso de Molina está en la casas de Abella. Es de sentido único y comunica la de Osmundo Margareto con la avenida de Victoria Macho. Otrora una vía tranquila para los vecinos de sus casas, en la mayoría, molineras; una paz que solo se rompía a la entrada y la salida de los alumnos del colegio de Nuestra Señora de la Providencia.

un scalextric. Sin embargo, de dos años para acá es casi un scalextric. El motivo: la apertura de la nueva pasarela sobre los Tres Pasos, una infraestructura que ha hecho que todo el tráfico que cruza las vías e intenta acceder al Ave María, San Juanillo y Pan y Guindas pase por esta calle.

El Ayuntamiento fijó la velocidad máxima de esta calle en 30 kilómetros/hora poco después de la apertura de la pasarela, pero prácticamente ningún conductor respeta el límite. «Llevamos años pidiendo badenes, al menos tres para la calle Tirso de Molina, y otros tres para la de Osmundo Margareto, porque en las dos se circula a gran velocidad, pero nos ignoran», explica Cesáreo Frechilla, presidente del barrio del Ave María.

«Estas calles son un peligro para los vecinos y ya es hora de que se instalen señales de tráfico y de que al menos se eleven los pasos de cebra que hay en ellas», insiste consciente de que cualquier día puede que un cocho no pare y se produzca un atropello grave. Una actuación prioritaria para el barrio, más aún si se tiene en cuenta las decenas de escolares que cada día entran y salen del colegio que hay en la zona.