Las 82 vueltas al ruedo de 'El Rubio'

Alfonso Santamaría Diez
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Qué grande ¡¡maestro!!, grande de corazón, sangre de torero, don de gentes, cuerpo de atleta, piernas de acero, extraordinario ciclista y humorde treintañero

Las 82 vueltas al ruedo de 'El Rubio'

José Luis San José ‘El Rubio’, personaje muy conocido y admirado en Palencia, y fuera de ella, siempre hizo gala de su palentinismo de calidad, este industrial, deportista y carismática persona, nació en la capital, en el mes de mayo de 1939, muy cerca del Puente Don Guarín. Estudió hasta los catorce años en el Centro San Isidoro, en la palentina plaza de la Inmaculada, frente a la catedral. A esa temprana edad comenzó a trabajar en una granja de Calabazanos, hasta que encontró un nuevo oficio en Talleres Ciclos, allí aprendió a arreglar bicicletas, y estuvo hasta que se fue a Jaca a hacer el Servicio Militar. Una vez licenciado, y con recursos muy limitados, montó su propio taller en la calle Obispo Barberá. Su carácter emprendedor, tenacidad, ganas de trabajar, dominio del negocio, don de gentes y personalidad, lo llevaron en unos años al éxito, tras instalarse en el número 1 de la antigua avenida General Goded, hoy de Castilla, y llegar a ser el taller de reparación y ventas de bicicletas referente de Palencia.

SUEÑOS DE TORERO. La auténtica vocación de San José era ser torero, contaba con el apoyo incondicional de su padre y amigos, y obtuvo el carnet de torero profesional, que le autorizaba a participar en los espectáculos taurinos. ‘El Rubio’ y su cuadrilla recorrían los pueblos, actuando de maletillas con más o menos fortuna. Su más recordada y memorable faena la hizo  en Palencia, en el viejo coso taurino, un día de San Antolín. San José quiso darse a conocer ante su afición, echó mucho valor, no lo pensó, y se tiró al ruedo para sorpresa del respetable, que, por ser el día del patrón, abarrotaba la plaza. Tras los primeros pases conquistó al público, que ovacionó y aplaudió los capotazos de aquel albino espontáneo. De pronto se cortaron los aplausos y el respetable entró en pánico cuando el morlaco embistió al espontáneo y lo revolcó por el albero. La embestida y revolcón solo provocaron en el maletilla contusiones y fuertes dolores en las paletillas. Fue atendido en la enfermería, y allí mismo detenido por la policía que lo trasladó al calabozo del Gobierno Civil.

Después de su detención y estar en el calabozo, tras su  puesta en libertad, su novia le hizo olvidar sus sueños de torero, la conquista de los ruedos, y dejar de aspirar a ser matador. Hizo caso el torero, se cortó la coletilla para siempre y cambió el coso por el taller, los estoques por las bielas, y se casó finalmente con María José, su novia de toda la vida.

Las 82 vueltas al ruedo de 'El Rubio'Las 82 vueltas al ruedo de 'El Rubio'UN TALLER PECULIAR. Hace casi 48 años que conozco a San José, me pasé muchas horas en su peculiar taller, donde se repararon y vendieron miles de bicicletas. Aquel taller era refugio y lugar de encuentro y tertulias de aficionados y practicantes del ciclismo, donde se comentaban las tácticas ciclistas, y las escaramuzas y batallas de la última salida del domingo, además de etapas del Tour, de la Vuelta, del Giro, o de pruebas a nivel provincial, y del momento de forma y resultados de nuestros ídolos ciclistas. El taller era también un museo de la radio, en el que cantaban los canarios, perdices, codornices y urracas, gorjeaban las palomas, y un perro pastor alemán era fiel guardián del local. Aquel taller era especial, su dueño citaba para almorzar a amigos y clientes, los sábados y casi a diario, ejercía de cocinero con dominio de la plancha, repartía con cariño, esmero y generosidad bocadillos de panceta y chorizo. En la trastienda no faltaban viandas, sartas de chorizo, jamón y  panceta, vino de cosecha, frutos secos y pastas de Portillo. A cualquier hora del día, de la tarde, o antes del cierre del local te ofrecía ‘El Rubio’ echar un bocado y un trago.

JUBILACIÓN DEL RUBIO. Gonzalo San José, hijo del ‘Rubio’ es quien, desde años antes incluso de la jubilación de su padre, llevado las riendas del taller. Adquirió experiencia y aprendió al lado del maestro, dio un gran cambio al taller y tienda, acorde con los tiempos actuales, buen mecánico y vendedor, domina la tecnología, tanto de la bicicleta como de las últimas novedades en componentes. Si su padre era más mecánico que gerente, Gonzalo es todo a la vez, además de buen consejero para clientes y compradores indecisos.

José Luis compaginó su actividad profesional con una intensa actividad deportiva. Fue un gran deportista que dio la talla en todas las pruebas que compitió, ganador de numerosos trofeos y ovaciones. En Palencia fue considerado el Mejor Ciclista Veterano de 1975 y 1976. Compitió, ganó y entusiasmó en otras provincias de Castilla y León, Madrid, Cantabria, País Vasco o la Rioja. Campeón de duatlón, en su categoría, de Castilla y León en 2002-2003 y 2004. Como atleta ha participado en todas las ediciones de la San Silvestre palentina desde sus inicios hasta el año 2015, y en el año 2016 el Ayuntamiento le rindió un merecido homenaje. Participó en muchas medias maratones, en especial en la del Cerrato. En todas las carreras el público lo aclamaba, apoyaba, animaba, admiraba y aplaudía con ganas. Era un espectáculo apreciar su pundonor, entrega y categoría.

Las 82 vueltas al ruedo de 'El Rubio'Las 82 vueltas al ruedo de 'El Rubio'San José se empleó al máximo en todas las disciplinas y contagió de su apasionante vida deportiva a muchos amigos y seguidores que entrenaron con él, le imitaron y aprendieron de su lucha y superación. Ha creado escuela, admiradores y discípulos en el mundo del ciclismo y del atletismo. Yo soy uno de ellos, y lo considero mi padre deportivo, y tengo además el honor de ser su amigo.

‘El Rubio’ va todos los días al taller, es su entretenimiento y recreo para seguir en el ambiente de su oficio, encontrar a sus amigos, tomar con ellos café y hacer recados. Deportivamente va a andar, y aún sale en bicicleta, de montaña o de carretera. Su permanente buen humor, su carisma y simpatía hacen que sea apreciado por donde quiera que vaya. Sus años no limitan su actividad, pero ahora toma precauciones propias de su edad. Su vida, después de dar 82 vueltas al ruedo, es un apasionante guión para hacer una película. Su personaje bien podría llevarse al cine: la vida de un prematuro currante, maletilla, incipiente torero, empresario, atleta, ciclista, y andarín, nadie es capaz de igualar su peculiar palmarés y pedigrí.