«Disfruto al ahondar en el Cerrato y sus gentes»

Carmen Centeno
-

Se formó para ser un hombre de Iglesia y trabajar en la docencia, pero no llegó a ordenarse. Optó por volver a la vida sencilla que había conocido en su casa familiar. Entró en Renfe, la empresa en la que su padre trabajaba como enganchador

«Disfruto al ahondar en el Cerrato y sus gentes» - Foto: Óscar Navarro

Dos veces por semana Vidal Nieto Calzada viene desde Valladolid, la ciudad donde reside, a trabajar como voluntario en el Archivo Diocesano de Palencia, entidad inmersa en un ambicioso proceso de digitalización e indexación. Él se ocupa de esto último, un trabajo necesario, pero sobre todo gratificante, que le gustaría que el común de la gente conociera a fondo para apreciarlo en su justa medida. 

«Ahí está nuestra memoria; el Archivo es más que datos de bautismo, confirmación, comunión, matrimonio y defunción; esas actas recogen nuestra historia, la de los pueblos donde nacimos y nos criamos, los orígenes de nuestras familias y su evolución en el tiempo», asevera.

A este hombre afable, que no se siente limitado por los prejuicios, que habla con todo el mundo, que colabora y echa una mano siempre que puede por el bien de los demás y por el suyo propio; a este jubilado que discrepa de algunas prácticas y de algunos excesos de la jerarquía eclesiástica, pero que nunca ha perdido el interés y la fe en la figura de Jesús y en la validez de sus enseñanzas; a esta persona que ha vivido momentos complicados, pero que ha escogido la actitud positiva y abierta de quien está dispuesto a transitar los nuevos caminos que va descubriendo; a este cerrateño de pro, la vida le ha proporcionado de unos años a esta parte la oportunidad de indagar e investigar para conocer más a fondo quién es y de dónde viene. Y la está aprovechando al máximo.

Da gusto oírle manifestar su entusiasmo, convencido como está de que sin preservar la memoria y sin cuidarla al máximo, apenas somos una partícula en el tiempo y el espacio de los otros, mientras que, con ella, formamos parte de un todo que nos retrotrae a los orígenes y nos conduce al futuro. «Ahora, a los jóvenes parece no interesarles ese pasado, pero yo quiero dejar a mis hijas y a mis nietos nuestro árbol genealógico y la historia de la familia», explica.

Además de legítimo, el suyo es un propósito hermoso, con el que disfruta al tiempo que contribuye a una labor necesaria, como es la de ordenar ese Archivo Diocesano y facilitar la labor de los investigadores o, simplemente, de los interesados como él en conocer la historia que le ha traído hasta aquí. Y enamorado como está de su comarca natal, no duda ni un segundo en contextualizar esta labor de voluntariado.

«Mi padre murió en 2008 y se abrió ante mí una vía nueva. Él me hablaba de su familia y quise investigar a fondo para completar todo aquello y hacer mi genealogía. A medida que iba encontrando el origen de mi padre en Vertavillo, el de mi abuelo  en Hérmedes de Cerrato o el de mi bisabuelo en Esguevillas de Esgueva, encontraba parientes y gente que había conocido a mis antepasados y eso me despertó la pasión por la comarca cerrateña», comenta. Ahora, jubilado y con más tiempo disponible, continúa esa tarea y se siente bien. «He vuelto a mis raíces y disfruto al ahondar en el Cerrato y sus gentes», apostilla.