Editorial

Agrarias, medio siglo de formación y trabajo bien arraigados

DP
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La avalan los 46.000 alumnos que han pasado por ella y los 60 millones en investigación

La Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola, hoy Técnica Superior de Ingenierías Agrarias, fue creada en 1972, hace nada más y nada menos que medio siglo, y tuvo su primera sede en el edificio central de la antigua Estación o Granja Experimental, en lo que hoy es el espacio cultural de la Diputación en la plaza de los Juzgados. Lo hizo con doce alumnos, que tres años más tarde constituirían la primera promoción de ingenieros técnicos agrícolas. 

La primera piedra de la segunda sede, la actual, empezó a funcionar en 1985, ya con 232 estudiantes y una veintena de profesores y dos maestros de taller. En 1988 incorporó la carrera de Ingeniería Técnica Forestal y pasó a llamarse Escuela Universitaria Politécnica Agraria. Eran 764 alumnos, 452 de Agrícolas y 312 de Forestales, cuya primera promoción se graduó en 1991. La evolución de este centro refleja, asimismo, la inclusión de Ingeniería Técnica en Industrias Agrarias y Alimentarias (1992), el programa de doctorado en Ciencia y Tecnología Forestal (1993), Ingeniería Técnica Superior de Montes y Técnica en Hortofruticultura y Jardinería (1994), licenciatura en Enología (1997) y segundo ciclo de Agrónomos (1999). Se convirtió entonces en la única de Castilla y León que impartía todas las denominadas Ingenierías Verdes y Enología y, por eso mismo, además de por la calidad de la enseñanza y de las distintas líneas de investigación, pasó a ser un auténtico referente agroambiental.

 Desde 2001 conforma, con las facultades de Educación y Ciencias del Trabajo, el campus universitario de La Yutera, sumando a su edificio principal -situado curiosamente al otro lado de la autovía y cuya comunicación directa mediante una pasarela se ha pedido en distintas ocasiones-, otros junto a las citadas facultades.

Claro que esto es historia y el fruto feliz del trabajo, la lucha y la dedicación de sus sucesivos equipos directivos y de su cuerpo docente, pero la Etsiiaa, la ITA como muchos la siguen conociendo y que, de hecho, da nombre a la multitudinaria fiesta anual que los alumnos celebran  por San Isidro y que reúne a miles de jóvenes palentinos y de otras provincias próximas o, simple y llanamente, Agrarias, más fácil de pronunciar y recordar, es mucho más que todo eso. Es, por supuesto, un ámbito de formación superior, de estudio, de avances agronómicos, de experimentación, de investigación, de apoyo y asesoramiento para los profesionales de la agricultura y las industrias del sector agroalimentario.  Y un espacio que cuenta con el aval de los 46.000 alumnos que han pasado por sus aulas y el de haber captado en los  últimos veinte años 60 millones de euros en proyectos de investigación. Pero es, sobre todo, un lugar querido, apreciado y arraigado entre los palentinos, que saben que está ahí y que, además, lo hace bien. Quizá esto sea lo más importante y la aspiración última de cualquier Universidad.