"Nuestros pacientes nos dan lecciones a diario"

J. Benito Iglesias
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La máxima responsable del centro San Juan de Dios, Mari Paz Aparicio, señala que cuenta con 589 pacientes con patologías mentales y muchos de edad avanzada en zonas separadas con personal y medios de protección suficientes

"Nuestros pacientes nos dan lecciones a diario" - Foto: Juan Mellado

María Paz Aparicio dirige el mayor complejo asistencial de Palencia con 589 pacientes con diversas patologías relacionadas con la salud mental, 252 de ellos mayores de 60 años y otros 110 de psicogeriatría con cuidados continuados . El dia a día ha cambido por la situación el coronavirus, pero los medios humanos y la protección aplicada para evitar contagios permiten afrontar de forma adecuada las situaciones  de emergencia que pudieran darse.

¿Cómo se afronta en un complejo asistencial con una cifra muy alta  de residentes una pandemia como la actual y lo que ello conlleva?

En el centro San Juan de Dios a día de hoy tenemos nueve estructuras arquitectonicas independientes. Los pacientes están separados por patologías y repartidos en las unidades de psicogeriatría, psiquiatría, discapacidad y drogodependencias  en pabellones distintos. Los usarios también se separan en función de la edad y en el caso del tratamiento psiquiátrico hay unidades de corta y de larga estancia.

¿Pueden de alguna forma los residentes, cuyo confinamiento agrave su enfermedad mental, salir de sus unidades de estancia?

Los que lo precisan salen pero con una ratio de un paciente y un auxiliar que lo acompaña. Pero se hace de forma coordinada y están 15 minutos  solo para que luego salga otro enfermo. El aislamiento, a quienes padecen trastorno mental o drogodependencia, les es más difícil de gestionar y se trata de alivir con salidas un rato al aire libre. En la unidad de psicogeriatría se han habilitado más líneas de internet para  poder llamar o ver a las familias diez minutos en una tablet. Quien no tiene una gran demencia puede hacerlo y  se gestionan los tiempos para que todos puedan mantener contacto con sus allegados. En psiquiatría y discapacidad los jóvenes tienen sus teléfonos móviles y los pueden utilizar cuando es necesario.

¿Se ha dado alguna situación que pueda desbordar la actual capacidad asistencial del centro?

Todo es muy cambiante y nunca se sabe pero, hace uno tres meses, cuando se dieron los primeros casos de coronavirus en China, el Comité de Dirección, valoró lo que había en el almacén y se realizó un pedido de equipos de protección individual (EPI) a mayores de lo que se podia necesitar. Gracias a ello, cuando la Gerencia de Servicios Sociales me preguntó si necesitabamos material dije que de momento no y que lo entregaran a residencias que no lo tuvieran. No obstante, esta semana, aunque no los hemos pedido, nos han  suministrado equipos de protección y es de agradecer. Tenemos un acopio muy importante pero aunque parezca mucho les digo a los trabajadores que será una lucha muy larga y que se haga un uso adecuado de guantes, mascarillas o batas por que nos hará falta.

¿En qué situación está la población residente de edad muy avanzada?

En la unidad de psicogeriatría, donde están los pacientes paliativos y con demencias, hay 110 personas y en otros edificios separados residen varios grupos de mayores de 60 años. Hay una orden ministerial por la que hay que sectorizar y dividir a pacientes y está todo perfectamente señalizado y a los trabajadores se les insiste en que debemos protegernos. Los médicos con los que contamos a mayores no pueden rotar ni moverse por otras unidades distintas a las que tienen asignadas.

Sam Juan de Dios tiene una plantilla de 360 personas. ¿Cómo se gestiona todo cuando tienen que regresar a diario a sus casas y  convivir con sus familias?

Muchos empleados a su vez en casa tienen parejas o familiares que son sanitarios o trabajan en residencias. Por ello, les indicamos que hay que extremar al máximo las medidas de protección. El día 13 de marzo, cuando llegó la orden de cierre del centro de día y se confinó a los residentes,  comenté que el virus, si lo tenía alguien, lo íbamos a traer. Por lo tanto, en nuestros hogares debemos cumplir estrictamente las normas de prevención. Tampoco se puede evitar que algún residente acuda a un hospital por cualquier circustancia y siempre hay riesgos.

¿Qué se puede decir a los trabajadores y cómo se comportan lo residentes en momentos duros?

A la gente de aquí les digo que, como en los hospitales, son héroes, e incluyo a sanitarios, personal de limpieza y mantenimiento y el resto de la plantilla en cada departamento. Los pacientes, pese a la dificultad que supone atender sus patologías, nos están dando lecciones a diario. Dan las gracias todos los días por cuidarles y audarles.  Nos dibujan el arco iris, se conciencian y salen a aplaudir a los sanitarios todos los días aunque sea en el campo y nadie pueda escucharlos. Saben  que deben llevar sus mascarillas, lavarse la manos y procurar no tocarse. De momento es así y ojalá siga porque esto va a ser muy largo.