Vivir sin agua por doce horas al día en Barruelo

Almudena Álvarez (Efe)
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La falta de lluvias y nieve en la montaña; y las altas temperaturas provocan que en muchos pueblos de la provincia no corra el líquido elemento desde hace una semana por los grifos desde las 20 horas hasta las 8 horas del día siguiente

La sequía provoca que varios pueblos necesiten de camiones cisterna para su abastecimiento - Foto: M.M.E.

Los vecinos de Barruelo de Santullán, al igual que los de otros muchos municipios donde la sequía está haciendo estragos, no acaban de acostumbrarse a vivir sin agua desde las ocho de la tarde hasta las ocho de la mañana, doce horas en las que por mucho que abran el grifo, no cae una gota.

Hace más de una semana que el Ayuntamiento de Barruelo de Santullán emitía el primer bando anunciando el corte en el suministro de agua debido a la escasez por la sequía.

La falta de lluvias y nieve en la montaña, las altas temperaturas, la sequía y «el comportamiento irresponsable» de algunos vecinos que llenaron piscinas o regaron jardines a pesar de que estaba prohibido, dejaron los depósitos casi secos.

La situación no es nueva, porque hace años la falta de infraestructuras provocaba cortes en el suministro, pero no es lo que está sucediendo este año.

«Tenemos suficientes infraestructuras, dos depósitos con capacidad para 1.700.000 litros y una red saneada y suficiente para abastecer al pueblo, incluso en esta época en la que la población se triplica y hay unas 4.000 personas en Barruelo», asegura a Efe el alcalde de Barruelo de Santullán, Cristian Delgado.

«El problema es que solo entran 400.000 litros en los depósitos y según entran, salen», afirma el alcalde. «Y había que garantizar el agua de boca durante el día», añade.

Los vecinos entienden que las causas son de fuerza mayor, que la sequía manda y que hay que «cortarse abriendo el grifo» para que los más de 3.000 vecinos afectados (los de Barruelo y dos pedanías, Cillamayor y Porquera de Santullán) no se queden sin agua durante el día.

Soluciones. Para ello, el Ayuntamiento lleva programando cortes intermitentes desde el pasado miércoles, a razón de doce horas al día, las que van desde las ocho de la tarde hasta las ocho de la mañana, para poder garantizar que haya agua para el consumo durante el día.

Y por eso también los vecinos han cambiado rutinas. Nada de ducharse antes de las ocho de la mañana o después de las ocho de la tarde. Y tampoco poner lavadoras o lavaplatos.

«Hay que recoger el agua que antes tirábamos hasta que salía caliente y usarla para lavarte los dientes o tirar de la cisterna», señala Delgado. «Hay que estar pendiente de cuándo vas a tener agua corriente y organizarte para hacer un uso racional del agua sin hacer acopio, que tiene que haber para todos».

Y al margen de algunas conductas irresponsables, «los vecinos lo están haciendo muy bien», afirma Delgado. De hecho, como confirma a Efe solo se han iniciado dos propuestas de sanción a dos vecinos a los que pillaron regando el jardín.

El alcalde lamenta tener que tomar estas medidas y que este verano «la piscina de Barruelo parezca un secarral o que los niños no puedan jugar en el campo de fútbol porque no hay césped», pero insiste en que la situación es «crítica y muy preocupante».

Restricciones. Por eso, recuerda, como se ha hecho desde el  miércoles a través de bandos, redes sociales y medios de comunicación, que desde el 19 de julio está «terminantemente prohibido» regar jardines, llenar piscinas o lavar coches, e «implora» a los vecinos que no llenen bañeras o similares, porque «son estas conductas las que provocan que los depósitos estén bajo mínimos», obligando  a adelantar la hora del corte algún día.

«La medida es provisional», recuerda y desea el alcalde, quien espera poder volver a la normalidad cuanto antes y que los depósitos recuperen los niveles habituales en uno de los años más secos de la historia.