Editorial

Iluminación eficiente y sostenible en el centro neurálgico

Diario Palentino
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La plaza será un ejemplo de la eficiencia y el ahorro energético propios de una ciudad sostenible

El corazón de la capital palentina es, como sucede en otras ciudades, la plaza Mayor, y no solo porque en ella se asienta el edificio noble del Ayuntamiento o porque sus edificaciones mantienen una traza castellana uniforme sobre soportales, que también, sino porque ocupa el centro, tiene salida directa a la calle Mayor, que es la arteria principal, y es más que notoria su proximidad al mercado municipal de abastos, a la delegación de Hacienda, al palacio de Justicia, a la Diputación, al teatro y a la catedral, amén de otros ejemplos del patrimonio histórico-artístico y de edificios administrativos. Sin olvidar que se encuadra en la almendra urbana con mayor peso específico de las peatonalizaciones, lo que lo convierte en uno de los espacios más transitados, tanto por los propios vecinos, como por los visitantes, que además la tienen a un tiro de piedra de la oficina de turismo. 

Ha cambiado en distintas ocasiones de fisonomía esta plaza Mayor, ha tenido jardines y ha dejado de tenerlos, ha dispuesto de una fuente central y ha dejado de haberla, ha sido más verde y también más gris. También se han modificado los colores de las fachadas residenciales y la del palacio municipal. Y ahora lo que cambia es su iluminación, no tanto por estética, aunque eso sea al final lo más visible, como por la necesidad real de cumplir los compromisos propios de una ciudad sostenible y respetuosa con el medio ambiente. No se puede presumir de ser limpios, ahorradores, poco contaminantes y de encaminar todas las actuaciones urbanísticas al cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio, y mantener sine die una iluminación anticuada y sobre todo antieconómica. De ahí, este cambio, que se ha materializado en parte, pero al que aún le queda algún capítulo para estar completo. 

 No tardaremos en ver el resultado completo. El proceso se inició con la instalación de ochenta y ocho puntos de luz en soportales, fachadas y balcones, adaptados a estructuras arquitectónicas y preparados para iluminar varios pisos sin apenas crear sombras. El siguiente paso ha sido la sustitución de las antiguas farolas de estilo fernandino por doce luminarias modernas de tipo led, más altas y sencillas y que abaratan el coste energético. El proceso se completará, en breve, con los 24 puntos luminosos de la fachada del Ayuntamiento, que podrán generar multitud de colores saturados, tonos pastel y luz blanca de alta calidad. Y es que este sistema lleva aparejado un control para sacarle mayor partido y propiciar espectáculos de luz -en un futuro, se complementará con un sistema sonoro para ganar en efectividad-. A la ciudad todo esto le cuesta 138.410 euros, el 50% del total, ya que la otra mitad se financia con fondos Edusi. Le peor es cierta controversia generada por quienes lamentan la desaparición de las farolas clásicas, que le daban cierta personalidad a la plaza, pero a veces ahorro y eficiencia obligan a sacrificar la estética.