Un alumno acosado puede perder hasta cinco meses de aprendizaje

Agencias
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En el último año, un 15 por ciento de los escolares han sufrido exclusión, un 29 por ciento burlas y hasta un 13 por ciento agresiones físicas

Un alumno acosado puede perder hasta cinco meses de aprendizaje

Muchas veces las consecuencias del acoso escolar son difíciles de evaluar y de medir de manera tangible. Por eso, la Fundación Alternativas publicó ayer un informe, El impacto del acoso escolar en el rendimiento académico en España          -realizado por los investigadores Gisela Rusteholz y Mauro Mediavilla, de la Universidad de Valencia-, con motivo hoy del Día Internacional Contra el Acoso Escolar en donde ponen negro sobre blanco sobre la realidad de este fenómeno en las aulas. Y llegan a la conclusión de que el acoso escolar tiene un impacto negativo en todas las habilidades evaluadas de las víctimas, lo que equivaldría a la pérdida de tres a cinco meses de educación formal para los estudiantes victimizados, en comparación con sus compañeros que no lo son.

Para identificar este efecto sobre el rendimiento académico se aplicó la metodología Propensity score matching, cuya estrategia se desarrolla en dos fases. En una primera, se estima la puntuación de la propensión (PS) que indica la probabilidad de ser acosado en base a diferentes variables personales y de contexto.

En la segunda, se aplican diferentes algoritmos de emparejamiento con el objetivo de observar las diferencias en las variables de resultado (puntuación en Matemáticas, Ciencias y Lectura, pruebas del informe PISA 2018) entre el grupo victimizado (tratado) y aquel que no lo está (control). Para ello, se analiza una muestra de casi 36.000 estudiantes de 15 años (la mayoría en 4º de la ESO) en centros de todo el territorio nacional.

Según los resultados, el acoso escolar deterioraría el desarrollo de habilidades sociales o relacionales de las personas involucradas, tales como la asertividad, la empatía o la gestión del miedo o la ira. A corto plazo, las consecuencias más habituales van desde el temor a asistir a clase, la ansiedad y la depresión hasta las ideas suicidas.

El trabajo destaca que el acoso escolar se erige como un «obstáculo más en el proceso de enseñanza-aprendizaje», que puede generar un rendimiento académico «más pobre» y conducir, a corto plazo, al incremento en las tasas de «absentismo escolar, fracaso o abandono prematuro». A largo plazo, los efectos del bullying pueden llegar a provocar «potenciales pérdidas de oportunidades educativas y laborales».

Tal y como explica Mediavilla, en el último año un 15,03 por ciento del alumnado ha sufrido exclusión, un 29,17 por ciento burlas, un 11,94 amenazas, un 17,79 destrucción de propiedad, un 13,33 por ciento agresiones físicas y un 22,36 por ciento rumores sobre su persona.

Aunque este autor señala que no hay grandes diferencias en relación al acoso, por género ni por tipo de centro escolar (público, privado y concertados), sí que existen «desigualdades menores» cuando se considera los tipos de acoso.

Disparidad entre géneros

Según los parámetros descritos, los chicos son más propensos a sufrir burlas (la forma de violencia más común en el ámbito escolar), agresión física, destrucción de objetos de los compañeros y amenazas, mientras que entre las chicas predominan los rumores.

También existen diferencias por sexo en la frecuencia del acoso, ya que en la mayoría de secciones los chicos registran porcentajes superiores, Así, en exclusión llegan al 15,84 por ciento frente al 14,58 de las chicas; en burlas se sitúan en el 31,90 por ciento por 26,39; en amenazas 15,32 por ciento por 8,52; y en destrucción de propiedad 20,66 por 14,89. Solo en el capítulo de rumores las chicas están por delante, con un 23 por ciento frente al 21,69.