Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Éxito o fracaso

21/01/2023

La firma del Tratado de Barcelona entre los Gobiernos de España y Francia, ¿fue un éxito o ha resultado ser un fracaso? Desde el punto de vista de las relaciones bilaterales, del compromiso europeísta de ambos países, de los acuerdos alcanzados, de la sintonía entre el presidente francés Emmanuel Macron y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez y de la configuración de un nuevo eje Paris-Madrid, para tratar de influir en las decisiones políticas europeas, la reunión del pasado jueves, fue sin duda un éxito.  

Existe una corriente de opinión, sin embargo, que considera que la manifestación de unos pocos miles de independentistas en las proximidades del museo catalán en el que se celebró el acto central del encuentro, y la descortesía del presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, que no se quedó a escuchar los himnos nacionales de ambos países, más su recordatorio a Macron de que  Cataluña quiere  ser un socio europeo aguaron la fiesta a Pedro Sánchez, que había elegido Barceolna para la firma del tratado como síntoma de la normalización de la convivencia y de que el proceso político independentista ha entrado en periodo de hibernación.  

Se hace difícil estimar que el independentismo catalán haya obtenido algún éxito por su actuación bifronte ante la cumbre hispano-francesa. Hablar de independencia del territorio de un país a un jacobino como Emmanuel Macron que también tiene sus problemas de secesión con algunos departamentos es como predicar en el desierto, máxime cuando el desideratum de los independentistas es el reconocimiento de unos Països Catalans que traspasan las fronteras españolas para adentrarse en su territorio, y aunque formalmente el presidente francés no quiso inmiscuirse en los problema internos de un país amigo, el apoyo de Francia a la unidad de España está fuera de toda duda.  

El éxito para Pedro Sánchez, en el ámbito interno, puede medirse en relación con el fracaso de las expectativas de los 'indepes'. La asistencia a la manifestación reveló que su movilización se encuentra muy por debajo de los resultados de otras ocasiones en los que los movimientos normalizadores del Ejecutivo han sido vistos como una provocación que debían responder con la máxima energía. La división del independentismo entre radicales y pragmáticos ha quedado tan de manifiesto que a ellos mismos les va a costar mucho tiempo suturar la fractura que se ha producido desde que ERC ha abandonado la idea de la declaración unilateral de independencia y se dedica a la acumulación de fuerzas para "volverlo a hacer" cuando tengan más posibilidad de éxito, circunstancia que desmienten, precisamente, la desmovilización en el mundo independentista y los insultos proferidos hacia el hasta hace poco héroe del procés, Oriol Junqueras. .  

Que Pere Aragonés hiciera profesión de fe independentista tras asistir al acto protocolario de inicio de la cumbre no debe ser una sorpresa para nadie, del mismo modo que tampoco debe serlo que Sánchez tratara de minimizar el incidente del desaire y la manifestación, la segunda en nombre de la libertad de expresión y la primera porque con su actitud fue el presidente catalán quien quedó retratado. Y le dio oportunidad de elogiar a la Cataluña que ha capitalizado muchos valores políticos, económicos y culturales en el pasado, dilapidados en la década perdida del procés.